lunes, 30 de septiembre de 2013

La lengua, los medios y la normativa

Recientemente, con la publicación de la Ley Orgánica de Comunicación, se ha hablado sobre lo que los medios deben y no deben hacer, sobre sus tareas y los comportamientos de sus colaboradores, en fin, sobre cómo deben tratar esa información que trasmiten a los lectores, televidentes o radioescuchas. Sin embargo, algo que me llama la atención es que no se haga explícita la importancia y la obligación que tienen los medios de cuidar y proteger la lengua en la que publican.

Ha habido varios debates en el mundo sobre el tratamiento que deben dar los medios al lenguaje; se han organizado congresos, y se han publicado artículos y libros que resaltan la responsabilidad capital de los medios en la conservación y la dinámica de una lengua. Se ha hablado también acerca de que actualmente, en ciertos aspectos, son los medios de comunicación los que dictan la norma lingüística, pues en ellos se refleja el idioma vivo, que se construye cada día de boca en boca, de letra en letra. La responsabilidad de los medios en el contexto actual de la lengua es fundamental, pues cuidar y respetar el lenguaje, que de paso es su principal arma, es lo que puede salvarnos de un caos informativo y de comunicación.

Por lo tanto, llama la atención que no se mencione la necesidad y la obligación de que los medios protejan y cuiden la lengua en la que publican (no me refiero solo a nuestra rica variante del español sino a cualquier otra lengua de las comunidades y nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubias del país). Me parece importante que de la misma manera que se exige la existencia de normas deontológicas y de defensores de los lectores dentro de los medios, se considere la necesidad de contar con buenos manuales de estilo y equipos de control de calidad del lenguaje, que velen porque los contenidos no solo sean adecuados en el sentido informativo, sino que sean efectivos al comunicar por medio de una lengua.


No podemos ignorar al principal recurso del que nos valemos para comunicar. Recordemos que las lenguas no solo son grupos de reglas que debemos repetir de memoria, también son el registro primordial que expresa y refleja la cosmovisión, cultura, tradiciones, conocimientos y saberes (para usar las palabras de la Ley), y no considerarlo explícitamente en el momento de pensar en la comunicación es dejar la puerta abierta para que no se subsanen errores recurrentes. 

1 comentario:

Martín Acuña dijo...

Estimada: En solidaridad profesional, confieso que en Uruguay tampoco se cuidan estos detalles. Excepto quienes nos dedicamos a edición, hay muy poco cuidado por el uso de la lengua. Saludos.