lunes, 30 de septiembre de 2013

Inclusión en la exclusión

Como ya revisamos en alguna columna anterior, el español, pese a lo que muchos opinan, no es un idioma sexista. Así, el hecho de que el masculino sea el género marcado no responde a una intención de ‘invisibilizar’ a las mujeres sino a una situación histórica de la lengua. Sin embargo, hay muchas ocasiones en que las mismas construcciones semánticas pueden ser excluyentes, sin intención de serlo. En esta ocasión, veremos algunas alternativas que podemos usar para evitar situaciones lingüísticas que puedan prestarse a confusión en el caso de los comparativos y superlativos.

En primer lugar, tomemos en cuenta que hay varios sustantivos en el español que son comunes en cuanto al género, esto quiere decir que no varían si su referente es masculino o femenino, sino que lo que marca la diferencia es el género del artículo o del adjetivo que los califica. Tomemos como ejemplo la palabra terapeuta; en este caso podemos decir que María es una excelente terapeuta o que Carlos es un excelente terapeuta. Aquí vemos cómo el género de la palabra terapeuta está marcado por el nombre propio y  por el artículo (una y un).

No obstante, el problema puede darse cuando queremos indicar que María es mejor que todos los terapeutas de la clínica. Si decimos ‘María es la mejor terapeuta de la clínica’, puede parecer que ella es la mejor solo entre las de su género. Sin embargo,  si afirmamos que ‘María es el mejor terapeuta de la clínica’, para indicar que en la clínica no hay nadie mejor que ella, estamos recurriendo a una construcción forzada, pues no se puede afirmar que un femenino (María) es un masculino (el mejor terapeuta). Definitivamente, primera oración, aunque es menos forzada, puede parecer excluyente.
Hay algunas opciones a las que podemos recurrir en estos casos para que las frases no resulten ni excluyentes (aunque no quieran serlo) ni forzadas. Una opción puede ser reemplazar el adjetivo mejor por construcciones como ‘es la más (adj.) de’, por ejemplo: ‘María es la más eficiente de los terapeutas de la clínica’. Asimismo, es posible utilizar la construcción ‘es la mejor de todos’, de esta manera: ‘María es la mejor de todos los terapeutas de la clínica’. O podemos también cambiar el orden de la oración: ‘De todos los terapeutas de la clínica, María es la mejor’. En estos casos vemos cómo queda claro que no hay nadie mejor que María.


Como vemos, hay maneras sintácticamente correctas de resaltar el valor de las mujeres dentro de una oración, sin tener que recurrir a construcciones forzadas y complicadas, solo es cuestión de jugar con el lenguaje (eso sí, para jugar con él es importante conocerlo bien). Para terminar, sobre este tema, el Instituto Cervantes publicó en 2011, el libro Guía de comunicación no sexista, que presenta varias pautas para que el uso del español no refleje situaciones de discriminación hacia las mujeres. Es realmente un libro muy interesante y muy recomendable.

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