lunes, 20 de octubre de 2008

Entre el tabú y la risa

Mientras escribía el artículo anterior, recordaba algo curioso que siempre pasaba con las palabras tabú cuando estaba en España y cuando conversaba con mis compañeros que estudiaban la maestría en Lexicografía, todos americanos. El principal tabú tenía que ver con las diversas maneras que tenemos en nuestros países para referirnos al pene de forma vulgar.

Empiezo con la polla. En España esta es una de las palabras más tabú que se usa para referirse al órgano sexual masculino. En Ecuador, en cambio, una polla es un 'apunte para usarlo disimuladamente en los exámenes' (lo que los españoles llaman chuleta). Recuerdo la anécdota muy graciosa de un amigo ecuatoriano que conversaba con otro ecuatoriano en el metro de Madrid. Le comentaba sobre aquella vez que encontró a uno de sus alumnos copiando en el examen, de una polla que tenía bajo la pierna. El profesor lo descubrió, le quitó la polla y se la engrapó al examen. Mi amigo contaba en medio de risas acerca de las caras de espanto que tenían quienes por curiosidad escucharon esa anécdota: cómo puede haber un profesor tan sádico que engrape la polla de su alumno al examen.

En Ecuador, verga es la palabra tabú con la que nos referimos a pene. Para los venezolanos, en cambio, verga equivale a cualquier cosa. Mi compañero venezolano solía decir: "Pásame esa verga" o "¿Cómo se llama esa verga?". A mí al principio me parecía raro escuchar semejante palabrota y todos las expresiones venezolanas que derivaban de ella: vergatario, de la verga, etc.

En Puerto Rico, en cambio, esa palabra tabú es bicho. Bicho, en otros sitios, es un insecto. Mi amiga boricua se espantaba cuando escuchaba que alguien tenía un bicho en el hombro, ¡en el hombro!, pero ¿cómo, chico?

Para los chilenos la forma malsonante de referirse al pene es pico. Es muy famosa una anécdota de cuando visitó Chile un mayor ecuatoriano de apellido Pico (en Ecuador es hasta apellido, para espanto de los chilenos); aquella vez algún medio chileno publicó un titular que decía algo así: 'El mayor Pico de Ecuador visita el país'. Me imagino que más de uno fue, de curioso, a conocer al mayor Pico, para ver cómo era el hombre mejor dotado de nuestro país.

En fin, resulta que la palabra que en un lugar es tabú y absolutamente malsonante, en otro lugar es normal y libre de toda proscripción. Las cosas del español.

De aquí y de allá

En Ecuador, desde hace algunos años, se ha vuelto bastante más común de lo normal la migración a España. No voy a hablar sobre cuestiones sociopolíticas respecto a este tema, sino más bien de lo curioso que resulta cómo el léxico de la variante española de nuestro idioma se va incorporando a nuestra variante ecuatoriana, y viceversa.

Recuerdo que cuando estudié mi maestría en España me parecía muy extraño aquello del piso. Para los españoles el piso es, fundamentalmente, lo que para nosotros es un departamento: es decir, la vivienda compuesta de varios dormitorios, una sala (para ellos salón), un comedor, una cocina, un baño... que está en un solo nivel.

Nuestro piso, en cambio (Pavimento natural o artificial de las habitaciones, calles, caminos, etc., según el DRAE), es más conocido por ellos como suelo. Es cierto que allá, en ultramar, también le dicen piso al suelo, pero nosotros cuando hablamos de piso, sabemos a cuál nos referimos.

Me parecía extraño también ese uso de teléfono móvil, por lo que aquí en América decimos mayoritariamente celular. Aunque en realidad el uso de móvil me parece mucho más preciso que el nuestro para nombrar al teléfono portátil. Los italianos le dicen 'telefonino', que también me parece una manera preciosa para referirse a ese teléfono chiquito.

Otra de las palabras que me parecía muy extraña era la de la fregona, que es ese instrumento de limpieza que tiene tiritas que permiten limpiar el suelo sin tener que agacharse ni perder el glamur. En Ecuador este utensilio se llama trapeador, porque es el que sirve para trapear los pisos (los españoles dirían que la fregona les sirve para fregar los suelos).

El de coche también solía parecerme un uso curioso, en Ecuador lo llamamos carro. En el lenguaje estándar se lo conoce como auto.

Funda era de esas palabras que sonaban a chino cuando la mencionaba en España, donde dicen bolsa a esos recipientes donde guardamos las cosas y las trasladamos.

Hablando de bolsas, para nosotros un bolso es una cartera grande, una cartera es un objeto que usamos sobre todo las mujeres para llevar todas nuestras cosas. En España, una cartera es el recipiente donde ser guardan el dinero y los documentos, lo que nosotros llamamos billetera.

Como estas que he nombrado, hay muchas palabras que significan cosas distintas aquí o allá y que no por eso dejan de ser válidas a ambos lados del océano. Me resultaba curioso el esfuerzo que hacían ciertos compatriotas por adaptarse de urgencia al léxico español (me refiero a la variante) y lo poco flexibles que eran ciertos españoles frente a las variantes de los diversos grupos de americanos que llegaban a su patria.

Lo rico del español es precisamente su amplitud, el hecho de que tenga tantas palabras aquí y allá para referirse a una sola cosa, lo delicioso que resulta aprender una nueva expresión o una nueva acepción y para eso debemos estar abiertos, el menos tomando en cuenta que no es un idioma propio de nadie, sino de todos quienes lo hablamos y lo amamos.