lunes, 8 de diciembre de 2008

In-cre-í-ble

Yo pensaba que estas cosas no sucedían en la vida real, pero miren qué me tocó corregir. Es verdad, aunque no lo crean.


Y, ¿las tildes?

No sé si les ha pasado, pero es muy muy común encontrarse con anuncios como este, donde parece que las tildes 'se cayeron'.


viernes, 14 de noviembre de 2008

¿De quién es la culpa?

Hoy encontré un anuncio que dice lo siguiente: "Elije el auto que quieras, en PROAUTO siempre ganas". Cuando me encuentro con este tipo de errores en la publicidad, siempre me pregunto quién será el culpable: ¿los publicistas?, ¿los redactores?, ¿los clientes?, ¿todos? No lo sé. ¿A quién se le escapan estas cosas? ¿En qué momento el proceso falla y se deslizan semejantes errores? No lo sé, si alguien lo sabe, que me cuente.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sopa de 'zetas'

Ayer, mientras caminaba por el barrio, me encontré con este curioso menú: Sopa de zetas, pollo al horno y postre, todo por 2,50 dólares. Interesante, sopa de zetas. Me imagino que lo que quiso decir quien escribió el menú y lo que hizo el chef, por supuesto, fue sopa de setas, con 's', es decir, de hongos. ¿O será que el chef, pacientemente, se puso a escoger todas las letras zeta del paquete de fideos de letras? En este mundo nunca se sabe.

lunes, 20 de octubre de 2008

Entre el tabú y la risa

Mientras escribía el artículo anterior, recordaba algo curioso que siempre pasaba con las palabras tabú cuando estaba en España y cuando conversaba con mis compañeros que estudiaban la maestría en Lexicografía, todos americanos. El principal tabú tenía que ver con las diversas maneras que tenemos en nuestros países para referirnos al pene de forma vulgar.

Empiezo con la polla. En España esta es una de las palabras más tabú que se usa para referirse al órgano sexual masculino. En Ecuador, en cambio, una polla es un 'apunte para usarlo disimuladamente en los exámenes' (lo que los españoles llaman chuleta). Recuerdo la anécdota muy graciosa de un amigo ecuatoriano que conversaba con otro ecuatoriano en el metro de Madrid. Le comentaba sobre aquella vez que encontró a uno de sus alumnos copiando en el examen, de una polla que tenía bajo la pierna. El profesor lo descubrió, le quitó la polla y se la engrapó al examen. Mi amigo contaba en medio de risas acerca de las caras de espanto que tenían quienes por curiosidad escucharon esa anécdota: cómo puede haber un profesor tan sádico que engrape la polla de su alumno al examen.

En Ecuador, verga es la palabra tabú con la que nos referimos a pene. Para los venezolanos, en cambio, verga equivale a cualquier cosa. Mi compañero venezolano solía decir: "Pásame esa verga" o "¿Cómo se llama esa verga?". A mí al principio me parecía raro escuchar semejante palabrota y todos las expresiones venezolanas que derivaban de ella: vergatario, de la verga, etc.

En Puerto Rico, en cambio, esa palabra tabú es bicho. Bicho, en otros sitios, es un insecto. Mi amiga boricua se espantaba cuando escuchaba que alguien tenía un bicho en el hombro, ¡en el hombro!, pero ¿cómo, chico?

Para los chilenos la forma malsonante de referirse al pene es pico. Es muy famosa una anécdota de cuando visitó Chile un mayor ecuatoriano de apellido Pico (en Ecuador es hasta apellido, para espanto de los chilenos); aquella vez algún medio chileno publicó un titular que decía algo así: 'El mayor Pico de Ecuador visita el país'. Me imagino que más de uno fue, de curioso, a conocer al mayor Pico, para ver cómo era el hombre mejor dotado de nuestro país.

En fin, resulta que la palabra que en un lugar es tabú y absolutamente malsonante, en otro lugar es normal y libre de toda proscripción. Las cosas del español.

De aquí y de allá

En Ecuador, desde hace algunos años, se ha vuelto bastante más común de lo normal la migración a España. No voy a hablar sobre cuestiones sociopolíticas respecto a este tema, sino más bien de lo curioso que resulta cómo el léxico de la variante española de nuestro idioma se va incorporando a nuestra variante ecuatoriana, y viceversa.

Recuerdo que cuando estudié mi maestría en España me parecía muy extraño aquello del piso. Para los españoles el piso es, fundamentalmente, lo que para nosotros es un departamento: es decir, la vivienda compuesta de varios dormitorios, una sala (para ellos salón), un comedor, una cocina, un baño... que está en un solo nivel.

Nuestro piso, en cambio (Pavimento natural o artificial de las habitaciones, calles, caminos, etc., según el DRAE), es más conocido por ellos como suelo. Es cierto que allá, en ultramar, también le dicen piso al suelo, pero nosotros cuando hablamos de piso, sabemos a cuál nos referimos.

Me parecía extraño también ese uso de teléfono móvil, por lo que aquí en América decimos mayoritariamente celular. Aunque en realidad el uso de móvil me parece mucho más preciso que el nuestro para nombrar al teléfono portátil. Los italianos le dicen 'telefonino', que también me parece una manera preciosa para referirse a ese teléfono chiquito.

Otra de las palabras que me parecía muy extraña era la de la fregona, que es ese instrumento de limpieza que tiene tiritas que permiten limpiar el suelo sin tener que agacharse ni perder el glamur. En Ecuador este utensilio se llama trapeador, porque es el que sirve para trapear los pisos (los españoles dirían que la fregona les sirve para fregar los suelos).

El de coche también solía parecerme un uso curioso, en Ecuador lo llamamos carro. En el lenguaje estándar se lo conoce como auto.

Funda era de esas palabras que sonaban a chino cuando la mencionaba en España, donde dicen bolsa a esos recipientes donde guardamos las cosas y las trasladamos.

Hablando de bolsas, para nosotros un bolso es una cartera grande, una cartera es un objeto que usamos sobre todo las mujeres para llevar todas nuestras cosas. En España, una cartera es el recipiente donde ser guardan el dinero y los documentos, lo que nosotros llamamos billetera.

Como estas que he nombrado, hay muchas palabras que significan cosas distintas aquí o allá y que no por eso dejan de ser válidas a ambos lados del océano. Me resultaba curioso el esfuerzo que hacían ciertos compatriotas por adaptarse de urgencia al léxico español (me refiero a la variante) y lo poco flexibles que eran ciertos españoles frente a las variantes de los diversos grupos de americanos que llegaban a su patria.

Lo rico del español es precisamente su amplitud, el hecho de que tenga tantas palabras aquí y allá para referirse a una sola cosa, lo delicioso que resulta aprender una nueva expresión o una nueva acepción y para eso debemos estar abiertos, el menos tomando en cuenta que no es un idioma propio de nadie, sino de todos quienes lo hablamos y lo amamos.

domingo, 17 de agosto de 2008

El rigor y las armas

Copio algo que se publicó esta semana: "Su mensaje fue claro: 'Dios dijo: contagiensen con la y unánsen descalzos hacia el camino de la predicación". Sí, se publicó, yo lo leí. A veces cuando veo cosas así no puede entender la falta de rigor de algunas personas que, dizque, trabajan con la comunicación.

La principal arma de un comunicador es el idioma y si no aprendemos a manejar con talento nuestras armas, es obvio que perderemos la batalla. Pero ¿cómo logramos manejar nuestra arma idiomática sin equivocarnos, certeramente? No hay normas establecidas para el uso de las armas, pero quizá sí algunas pautas que pueden ayudar:

1.- Leer: para aprender a escribir, uno tiene que leer, leer mucho. Cuando leemos, las palabras se nos graban más fácilmente en la mente y, cuando encontramos errores ortográficos, al menos nos queda la duda. Cuando leemos, nuestro universo léxico se expande, aprendemos palabras nuevas, usos nuevos, giros nuevos. Estamos en la capacidad de descubrir, incluso, qué está bien escrito y qué no. Además, potenciamos nuestra concentración.

2.- Consultar el diccionario: no nacimos sabiendo todas las palabras del español. Nuestro idioma, además, se enriquece constantemente. Hacer cotidiana la tarea de consultar el diccionario cada vez que encontramos palabras extrañas o usos desconocidos es un ejercicio muy útil y responsable si queremos escribir.

También es necesario pasar lo que hemos escrito, una vez que lo hayamos hecho, por el diccionario del sistema. Sé que estos diccionarios, por ejemplo el de Word, no son muy buenos, en el sentido de que no siempre corrigen palabras homófonas y tildes diacríticas, pero por lo menos nos ayudan a evitar graves errores ortográficos.

3.- Consultar cualquier duda: cuando escribimos suelen surgir varias dudas en diversos campos, no solo en el léxico. Cuando vamos a escribir debemos partir de la premisa de que no sabemos todo ni dominamos todo, pero siempre podemos saber más. He notado muchas veces (y no solo en los comunicadores, sino en correctores, estudiantes, profesionales de varias ramas) cierta renuencia a consultar sobre temas que no se conocen, por el temor de ser tachados de ignorantes.
Si no queremos preguntar a expertos, por 'vergonzosa vergüenza', podemos al menos recurrir al mundo maravilloso de la Internet y encontrar varias respuestas a nuestras dudas. Al fin y al cabo, la verdadera ignorancia es la de negarse a aprender.

4.- Contrastar la información: suele suceder que a veces nos contentamos con una sola fuente, que puede estar o no en lo cierto. Es indispensable que consultemos sobre los temas en más de una fuente para estar seguros de que no estamos cometiendo ninguna barrabasada.

5.- Releer lo que se ha escrito: a veces sucede que por las presiones de los cierres o de las entregas no volvemos a leer lo que estamos escribiendo y lo enviamos tal cual salió. Este es un desliz muy grave, pues pueden escaparse errores que no solo nos hacen quedar mal sino que hacen quedar mal al medio en el que trabajamos.

Es indispensable tomarse unos minutos para leer con ojo crítico lo que se escribió, de esta manera podemos detectar errores ortográficos, de sintaxis, repeticiones, cacofonías, inconsistencias, en fin, son minutos que aportan enormemente al producto que estamos entregando.

6.- Respetar los procesos: la mayoría de los escritos que se publican, si no todos, siguen una serie de procesos desde el momento en que son escritos hasta el momento en que son publicados. Generalmente, luego de escribir una nota, esta pasa donde nuestro editor, que a su vez la revisa y la envía donde los correctores, quienes luego de revisarla y corregirla, la devuelven al editor para que revise los cambios y envíe la nota bien escrita.

Sucede que muchas veces no respetamos estos procesos. Esto es, por ejemplo, lo que sucedió con el ejemplo del inicio: se escribió una nota que se envió al editor, quien a su vez la envió a corrección; en este departamento se corrigieron los errores y se devolvió la nota al editor; sin embargo, la nota que fue corregida por el corrector y leída por el editor no fue la quese publicó, pues se añadió información que no revisó nadie, ni siquiera quien escribió la nota.

Es indispensable que se respeten los procesos de publicación de cualquier documento, no solo periodístico sino literario, científico, en fin. La edición es un trabajo en equipo, en el que intervienen varios expertos. Y es en este trabajo en equipo, precisamente, en el que se prueban y se aprueban las armas que vamos a usar.

7.- Aprender de los errores: si una vez nos equivocamos y dejamos escapar un error, debemos aprender de la experiencia y no tropezar en la misma piedra. Me explico: si quien escribió unánsen cayó en cuenta de su error y pasó el papelón de verlo publicado, no lo volverá a cometer más. Si lo comete, será porque no hizo un trabajo adecuado de autorrevisión.

Sé que varios de estos consejos son ya bastante viejos, pero sin duda nos ayudarán a usar mejor nuestras armas, a ser más certeros en el momento de disparar. Ser rigurosos en el momento de escribir, no solo en lo referente a la forma sino también en lo relacionado con el fondo, es un excelente ejercicio para lograr que lo que queremos expresar cale positivamente en alguna parte y no solo en la galería de los horrores.

lunes, 23 de junio de 2008

Nutrición

Copio dos oraciones que encontré por ahí: 'Los jugadores turcos celebraron el paso a la semifinal ante un nutrido grupo de compatriotas que llegó al estadio' y 'En Chimbacalle se construye la nueva estación de ferrocarril, que congrega a un nutrido público quiteño'. Dos realidades distintas, dos errores iguales: nutrido.

Sin ponernos a hilar fino como para afirmar que talvez quien escribió estas oraciones quiso decir que, en efecto, tanto el grupo de turcos como el público quiteño habían comido lo suficiente y estaban sanos, debemos aceptar que ese adjetivo nutrido no cabe en las oraciones, pues lo correcto es que tanto los hinchas como los curiosos eran numerosos.

Probablemente este falso amigo, nutrido, proceda del francés 'nombreux', cuyo significado es abundante y está relacionado, en ese idioma, con nutrido. Efectivamente, incluso el adjetivo abundante calza en las oraciones: 'Los jugadores turcos celebraron (...) ante un abundante grupo de compatriotas' y '(...) La nueva estación de ferrocarril, que congrega a un abundante público quiteño'. No obstante, encaja mejor con nuestro uso el adjetivo numeroso.

Como vemos, nuestro español tiene mucha riqueza y muchas palabras propias como para caer en expresiones que pueden parecer hasta ridículas, como esta de nutrido.

viernes, 20 de junio de 2008

Giros trascendentes

Es muy común encontrar expresiones como 'El partido dio un giro de 360 grados en el último minuto' o 'Mi vida ha dado un giro de 360 grados en el último año'. Por alguna razón extraña, casi nunca se cae en cuenta del error: '360 grados'.

Cuando damos un giro de 360 grados lo que sucede es que regresamos al mismo lugar de donde partimos, entonces el cambio no es trascendente porque al final no nos ha llevado a ninguna parte, solo a dar la misma vuelta. La situación cambia, sin embargo, cuando damos un giro de 180 grados, es decir, cuando nos ubicamos exactamente al frente de donde estuvimos antes. Pensemos en que estamos dando la vuelta al globo terráqueo: no es lo mismo salir de Quito y volver al mismo sitio (luego de dar una vuelta completa, de 360 grados) que salir de Quito y llegar a China (luego de dar una vuelta de 180 grados), este último sí que es un cambio radical.

En fin, hay matices así de pequeños que imprimen una gran diferencia en lo que queremos decir, es tan rico nuestro idioma.

jueves, 19 de junio de 2008

'Zona segura en caso de sismos'


Me pregunto: ¿No es uno solo el caso de sismos? ¿Cuántos casos de sismos existen? Este letrerito está en todos los edificios de Lima.

martes, 17 de junio de 2008

Duplicacionitis

De vez en cuando los periodistas de los medios agarran una que otra manía. Hoy encontré muchas frases como estas: 'La demanda la presentó la teniente R. Torres', 'Los partidos por las eliminatorias los jugarán mañana los equipos', 'El contrato lo firmará el Presidente'.

Al parecer, la manía de moda es la de duplicar al objeto directo y convertirlo en sujeto. En primer lugar, las oraciones arriba citadas adolecen de un grave desorden: no se atienen a la estructura normal de las oraciones (sujeto-verbo-objeto) y eso hace que ocurra la duplicación. Veamos:

Para hacer más fácil este asunto, busquemos el verbo en las oraciones, el que determina la esencia de lo que estamos enunciando. En el primer caso ('La demanda la presentó la teniente R. Torres'), la acción principal es presentó. Ahora, para descubrir al sujeto de la oración, preguntémonos quién realiza la acción: ¿quién presentó? La teniente R. Torres. Ella, la teniente R. Torres, es el sujeto de nuestra oración. Para descubrir al objeto, preguntémonos qué o quién recibe la acción que efectúa el sujeto: ¿qué presentó la teniente R. Torres? La demanda: este es el objeto.

Si escribimos la oración en su orden normal, quedará así: 'La teniente R. Torres presentó la demanda'. ¿Cierto que se entiende mejor? Y para hacerla inteligible lo único que hemos hecho es ordenar los elementos. Pero ¿donde queda ese 'la' que nos sobra? En ninguna parte: ese 'la' solo sobra, estorba.

Como ya hemos visto en artículos anteriores, la función de los pronombres (en este caso 'la') es la de sustituir a los sustantivos. El pronombre la, como sabemos, sustituye al objeto directo, al que recibe directamente la acción del verbo. Cuando escribimos la oración en desorden y decimos: 'La demanda la presentó...', lo único que estamos haciendo es poner dos objetos directos que cumplen exactamente la misma función, uno de los elementos sobra. Para entender, escribamos la oración correcta con el pronombre 'la' en lugar del objeto 'la demanda': 'La teniente R. Torres la presentó' (aquí podemos notar que ese 'la' equivale a 'la demanda').

Miremos las otras oraciones: 'Los partidos por las eliminatorias los jugarán mañana los equipos'. En esta oración los objetos directos son 'los partidos de las eliminatorias' y 'los' (¿qué jugarán mañana los equipos? Los partidos de las eliminatorias). Las oraciones correctas, por tanto, son: 'Los equipos jugarán mañana los partidos por las eliminatorias' o 'Los equipos los jugarán mañana'. Aquí, tanto 'los partidos por las eliminatorias' como 'los' cumplen la función de objeto directo.

En el último ejemplo: 'El contrato lo firmará el Presidente', los objetos directos son 'el contrato' y 'lo': 'El Presidente firmará el contrato' y 'El presidente lo firmará'.

Como vemos, es mucho más legible cuando escribimos las oraciones en su orden correcto, si no sabemos cuál es, lo más simple es ubicar al verbo, preguntarnos quién realiza esa acción y quién o qué la recibe. Una vez ubicados en sus lugares los elementos, tenemos un enunciado claro e inteligible. Y lo que es mejor en estos tiempos en que el espacio en los medios es tan reducido: ¡nos ahorramos los carácteres de los pronombres intrusos!

viernes, 13 de junio de 2008

Esto es sincretismo

Hoy les invito a que visiten el blog de Edu, que de una manera muy cómica nos presenta una conversación entre un español y un ecuatoriano. Es muy gracioso cómo, siendo el español el idioma de ambos, parecen idiomas distintos. Lo maravilloso es que logramos entendernos.

viernes, 6 de junio de 2008

De tú a tú

Leo esto en la parte trasera de todas las furgonetas de una empresa: 'Cuéntanos tú noticia'. Así, oronda, se pasea la frase por todos los rincones de la ciudad, con ese tú herético que por ninguna razón debería llevar una tilde en este caso. Esta frase me trae a la mente otra, de hace un par de años, que en todo el país promocionaba a la camiseta de la Selección de fútbol: 'La piel de tú país'. Horror, que condenen al culpable, por favor.

Supongo que habrá quien diga 'Pero tú sí lleva tilde'. Sí, tú lleva tilde, pero no es el tu de las frases que nos ocupan. Sucede que hay un tú, con tilde, y un tu, sin tilde. En el caso del primero se da lo que se conoce como tilde diacrítica: aquella que se pone para diferenciar a dos palabras que se escriben igual pero tienen distinto significado.

Cuando escribimos tú, con tilde, nos referimos al pronombre de la segunda persona del singular. El tu sin tilde, en cambio, se refiere al adjetivo posesivo para esta misma persona. El uno, tú, reemplaza a un nombre, mientras que tu lo modifica. Veamos un ejemplo: 'Tú me dijiste que tu mamá llegaba mañana'. En este caso, el primer tú se refiere a una persona, que es la que cumple la función de sujeto, en el segundo tu modifica a mamá, le da un matiz especial: no es la mamá de cualquiera es tu mamá, la que tú me dijiste que llegaba mañana.

Como podemos ver, el tú de las frases del primer párrafo no está reemplazando a una persona, está modificando a dos sustantivos (noticia y país), por lo tanto no debe llevar tilde. Ojalá los publicistas (en realidad espero que coincidencialmente solo sea uno el ignorante) aprendieran a poner las tildes donde deben ser, para que sus artes sean de verdad atractivos y no vergonzosos.

jueves, 29 de mayo de 2008

Entre estas y las otras...

Resulta que el 30 de mayo, De las palabras a los hechos cumple un año. Pues sí, parece increíble que haya pasado tanto tiempo desde que empezó esta grata experiencia de escribir sobre el español.

Solo quiero agradecer a quienes me leen, es maravilloso eso de mirar el mapa de la izquierda y ver que han entrado en esta página personas de muchos lugares del planeta. Es grato saber que, de alguna manera, lo que se lee aquí sirve. Gracias a quienes dejan comentarios, a quienes sugieren temas por correo electrónico, en fin, a todos los que hacen que sea imposible perderse por mucho tiempo.

Eso, espero que sigan viniendo seguido, que me cuenten cualquier cosa. Salud por las palabras, por los hechos y por ustedes.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Quizá, quizás

A menudo surge la pregunta sobre cuál de los dos adverbios de duda es el correcto: quizá o quizás. La buena noticia es que ambos son totalmente correctos y usarlos indistintamente no atenta contra el buen uso del español.

Sin embargo, la tendencia, más por fonética que por alguna otra causa, es la de usar quizá cuando la palabra que se escribe a continuación empieza con consonante. En cambio, se escribe quizás cuando el siguiente vocablo empieza con vocal. Así, por ejemplo: 'Quizá lleguemos a tiempo para la cena', 'Quizás abran el restaurante antes de las seis'.

viernes, 2 de mayo de 2008

Chiro

Todas las semanas escribo en el periódico en el que trabajo una columna diminuta sobre algún ecuatorianismo que no conste en los diccionarios académicos, este sábado el turno fue de chiro. Chiro, para los ecuatorianos, se refiere a la persona o a la institución que no tiene dinero. Aquí un par de ejemplos: 'Mariela dice que se quedó chira porque toda la semana salió de farra con sus amigos', 'Ese es un colegio chiro, nunca paga bien a los profesores'.

Lo curioso de chiro es que tampoco consta en los diccionarios de ecuatorianismos que he consultado, pero es muy utilizado en el país, sobre todo en el lenguaje coloquial. Este adjetivo es una de esas palabras transeúntes de las que hablé en un artítulo anterior.

Para saber si chiro se utilizaba en algún otro país hispanohablante, hice una pequeña encuesta entre mis amigos de varios países. El resultado: en ningún país se usa esta palabra, al menos con el significado de 'no tener dinero'. En México, aunque obsolescente, chiro es usado para referirse a algo muy bueno o divertido, pero últimamente ha sido reemplazado por chido. En Costa Rica, en cambio, Chiro es el hipocorístico de Isidro. Tampoco pude encontrar una fuente confiable acerca del origen de chiro en el español ecuatoriano.

Lo interesante de estas pequeñas encuestas, como siempre sucede cuando las hago con ciertas palabras, es que me revelan la enorme cantidad de palabras y de expresiones que tiene el español para referirse a una misma cosa. Hago aquí un pequeño resumen sobre cómo se refieren en distintos países al hecho de no tener dinero:

Perú: 'misio' o 'aguja'.
Paraguay: ´seco´ o 'pelado'.
Venezuela: 'pelao', 'estar más limpio que talón de bandera'.
Colombia: 'estar en la inmunda'.
México: 'quebrado' o 'bruja' (obsolescente).
España: 'estar sin blanca', 'no tener un duro' o 'estar más tieso que la mohana'.
Argentina: 'no tener un peso', 'no tener un sope', 'estar en Pampa'. 'estar en la vía', 'andar corto', 'estar seco como lengua de loro', 'bailar el pelado', 'correr la coneja', 'estar en cero', 'estar a flus', 'estar en la palmera', 'estar con los bolsillos limpios'.
Costa Rica: 'tieso', 'limpio', 'en la tusa', 'pa'l tigre'.
Bolivia: 'yesca', 'largado'.

Esas son las expresiones que logré reunir, es muy interesante esto de recoger lo que se dice en otros países y darse cuenta de lo rico que es el español. Lo curioso es que las expresiones casi no se repiten, si alguien sabe de otras, pues espero sus aportes.

Una página recomendada

La semana pasada estuve en el III Congreso de Lexicología y Lexicografía. en Lima. Este congreso es organizado todos los años por la Academia Peruana de la Lengua y presenta varias ponencias sobre temas relacionados con el lenguaje.

En la última ponencia del Congreso participó Luis Delboy, que lleva adelante la página web de la Academia Peruana. Su charla fue básicamente la presentación en sociedad de 'su hija'. Esta página está muy bien hecha y es muy útil para todos los que transitamos por las calles del lenguaje.

Aparte de difundir lo que ocurre en la Academia Peruana, la página web tiene un acceso directo al DRAE y al DPD. Además, sin salirse de la página ni tener que dar clic en el botón de retroceder, uno puede acceder a un buscapalabras. Este buscapalabras es quizá la parte más interesante y útil de la página.

En el apartado del buscapalabras, uno puede localizar el vocablo que necesite en varios sitios web, entre ellos Google (de varios países), diccionarios, las obras de la RAE y algunas páginas de jergas regionales. Sin duda esto es muy valioso para quienes queremos saber la historia, los recorridos y los significados de cada palabra.

Aparte de estas secciones nombradas, Luis responde las dudas que los lectores le planteen mediante un formulario de consultas. Además, tiene un vínculo en el que se despliegan varios enlaces de utilidad para los interesados en cuestiones de la lengua.

Sin duda esta iniciativa merece muchos aplausos y es un gran ejemplo para las diversas academias de la Lengua. Enhorabuena.

lunes, 14 de abril de 2008

Reinicio y reanudación

A simple vista estas dos palabritas suelen pasar por sinónimos, pero hay un matiz que las diferencia.

Cuando hablamos de reinicio nos referimos a empezar desde cero algo que se había interrumpido definitivamente. La reanudación, en cambio, se remite a retomar un asunto que se ha detenido durante un período, desde el punto en el que se lo ha interrumpido.

Es cierto que reinicio ocupa menos espacio y parece ideal cuando no disponemos de muchos caracteres, sobre todo en los medios, pero no podemos dejarla pasar cuando queremos hablar de una reanudación, pues, en cuestión de tiempo, estamos quitando lo ya andado a la obra a la que nos estamos refiriendo.

martes, 8 de abril de 2008

De consejos y concejos

Siempre surge la duda de cuándo escribir concejo y cuándo consejo. La solución es fácil: el único concejo (con c) que existe es el concejo municipal (o del ayuntamiento, allende los mares). En este concejo, que es el de las ciudades, se reúnen los concejales.

En cambio, en los consejos provinciales (o departamentales), con s, se reúnen los consejeros. También tenemos los consejos económicos, los de seguridad, los de guerra, los de familia, los de expertos, en fin, todos estos se escriben con s.

Igualmente, escribimos con s aquel consejo que damos a nuestros amigos sobre cualquier tema.
Si recordamos que solo hay un concejo, el de las ciudades, no hay por dónde perderse; háganme caso, sigan mi consejo.

lunes, 31 de marzo de 2008

Los incisos

Para hablar sobre los incisos gramticales, me remito a la definición del DRAE sobre ellos:

inciso, sa.
(Del lat. incīsus).

1. adj. Dicho del estilo: cortado.
2. m. Gram. Expresión que se intercala en otra con autonomía gramatical para explicar algo relacionado con esta.

Como podemos ver, lo que hace que un inciso sea tal es su automía gramatical, es decir, por sí solo nos dice algo y no depende del resto de la oración ni la oración depende de él para tener un sentido completo.

Una de las características de los incisos es que van entre comas, que funcionan en la oración como la cajita que los guarda. Si retiramos de una oración todo lo que está dentro de esa cajita, la oración seguirá siendo perfectamente inteligible y podrá tener 'una vida normal', plena de significación. Veamos algunos ejemplos:

'El papa, Benedicto XVI, expresó su descontento con la situación del Tíbet'. El inciso, en este caso, es Benedicto XVI; si retiramos este elemento de la oración entendemos muy bien lo que se nos quiere decir, pues Benedicto XVI es el único papa que existe. Veamos: 'El Papa expresó su descontento con la situación del Tíbet', queda muy claro, ¿cierto?

En el caso de la oración anterior, tenemos un inciso que se refiere a un cargo único; por tanto, el lector entiende muy bien a quién nos referimos. Hay también incisos explicativos que añaden información a la oración, información que, al no ser tan relevante, puede ser guardada en la caja de las comas y obviada de la oración, así:

'El Cotopaxi, el volcán más alto desde el centro de la Tierra, se deshiela rápidamente'. En esta oración, el inciso 'el volcán más alto desde el centro de la Tierra' está dando una información extra sobre el Cotopaxi, sin embargo, es algo que puede ser obviado. Sin el inciso la oración se entiende muy bien: 'El Cotopaxi se deshiela rápidamente'.

Aquí hay otro ejemplo: 'La mayor de mis hermanas, Andrea, obtuvo la beca'. En este caso, el emisor está informando al receptor, mediante un inciso, algo que seguramente no sepa: que la mayor de sus hermanas se llama Andrea. Sin embargo, si retiramos de la oración lo que está entre comas, la oración tiene pleno sentido: 'La mayor de mis hermanas obtuvo la beca'.

En conclusión, son tres las características básicas de un inciso:
- Tienen autonomía dentro de la oración.
- Están 'guardados' entre comas.
- Añaden a la oración información que puede obviarse.

Si tomamos en cuenta estas tres condiciones para la existencia de los incisos, no nos resultará tan difícil distinguirlos y tratarlos como se debe.



jueves, 20 de marzo de 2008

Repito

Uno de los significados del prefijo re, quizá el principal, es el de repetición: cuando agregamos a un verbo el prefijo re queremos decir que estamos insistiendo en la acción del verbo, que esta acción ocurre una vez más.
Por lo anterior, porque el prefijo, por sí solo, ya significa repetición, no es necesario caer en pleonasmos como: vuelvo a reempezar, vuelvo a reingresar, vuelvo a reconsiderar. Si decimos reempezar, reingresar o reconsiderar, ya está implícito el hecho de que hemos vuelto a empezar, a ingresar o a considerar, no es necesario repetir ideas.

lunes, 10 de marzo de 2008

Palabras transeúntes

Mediante la lista Infoeditexto me llegó este enlace, que pareció superinteresante y aquí comparto con ustedes. Uno de los planteamientos que más me llama la atención es este:

"Entonces, ¿cuándo sabemos que una palabra forma parte del idioma castellano?
¡Buena pregunta! Sencillamente cuando nos consta que el término forma parte del léxico común de una parte importante de los hablantes a los que va destinado el mensaje y, aunque su etimología fuese evidentemente foránea, no hay una palabra enraizada que represente fielmente el mismo concepto. Pero que figure o no en los diccionarios que consultamos puede ser únicamente una cuestión de tiempo y éxito vital del vocablo".

Cuántas veces nos ha pasado que dejamos de lado una palabra por el simple hecho de que no consta en el DRAE, nuestra principal obra de referencia, ni en ningún diccionario regional, sin embargo, en la calle es ampliamente utilizada y entendida. Ojo que el hecho de que una palabra sea usada en la calle y entendida por todos los hablantes de la región pero no conste en los diccionarios oficiales no quiere decir que no exista o que no deba usarse.

Como bien podemos leer en el artículo, y coincido ampliamente, se necesitan años y un proceso para que la palabra (el neologismo) conste en las obras oficiales. Pero pasa casi siempre que cuando al fin la palabra ha sido asumida como vocablo español por las instituciones normativas, ya ha andado por la calle, se ha paseado de boca en boca y forma parte, como un viejo pariente, de ese léxico que los diccionarios no han alcanzado a reunir.

Tal como lo ha hecho Miguel Román en su sitio, anotaré aquí algunas palabras que hace mucho tiempo se usan en Ecuador pero que no constan en los diccionarios oficiales:

biela.
Si bien esta palabra no consta ni en los diccionarios académicos ni en los de ecuatorianismos, es muy utilizada en el Ecuador, sobre todo en el lenguaje coloquial y juvenil, para referirse a la cerveza.
Probablemente, biela se originó por la contracción de la expresión ‘bien helada’, pues la característica de una buena cerveza es que esté bastante fría. Incluso, en Ecuador, hubo hace algún tiempo una marca de cerveza llamada Biela y se escogió esta palabra precisamente por lo conocida y usada que es en todas las regiones del país.

bombero.
Aparte de la acepciones que tiene esta palabra en el español estándar, en Ecuador, en el habla coloquial, sobre todo en el campo de la educación, bombero se refiere a la nota menor a la requerida para superar con éxito el año lectivo.
Pese a que esta acepción de bombero no consta en los diccionarios de ecuatorianismos, la palabra es muy utilizada en el país. Este término surgió porque antes en las libretas de notas, las calificaciones menores a 10 se escribían con tinta roja, color de la vestimenta de los miembros del Cuerpo de Bomberos.

chaucha.
En Ecuador, especialmente en la Sierra, se llama chaucha a los trabajos ocasionales que aportan una remuneración extra. Esta palabra consta en el DRAE con otros significados, que se utilizan en la zona austral de América, entre ellos como moneda de baja denominación o poca cantidad de dinero. Estas acepciones también son conocidas y usadas en Ecuador, de ahí viene la palabra chauchera, como se conoce al portamonedas.
Volviendo a chaucha, en su acepción de trabajo ocasional, no se encuentra en los diccionarios de ecuatorianismos, pero este término es bastante utilizado en la Sierra ecuatoriana. En la Costa se conoce al trabajo ocasional como cachuelo.

guachito
Esta palabra, que se utiliza en nuestro país para referirse a la fracción de billete de lotería, tiene origen en el quichua huacchu, que significa ‘huérfano’. ‘solitario’. Esta palabra quichua (huacchu) pasó al español como ‘guacho’, que en varias regiones hispanohablantes hace referencia, según el DRAE, a ‘cría que ha perdido su madre’, ‘planta que nace sin ser sembrada’, ‘hijo de madre soltera’.
El uso del diminutivo guachito, como fracción del billete de lotería, se extiende, además de a todas las regiones del Ecuador, al vecino Perú.

wincha.
Esta palabra es utilizada en Ecuador para referirse al camión con remolque o con una grúa que transporta de un lugar a otro a vehículos dañados. Pese a que este término no consta en los diccionarios de la Real Academia Española ni en los de ecuatorianismos, es bastante utilizado en todas las regiones de Ecuador. La palabra wincha es incluso más usada en nuestro país que grúa, como se llama a este camión en el español estándar.

Como estas hay muchas más palabras que se escuchan en la calle y que merecen nuestra atención, pues forman parte de nuestro lenguaje cotidiano sin ser vulgarismos ni palabras malsonantes.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La pareja perfecta

Imaginemos: sujeto y predicado se conocieron, desde un principio la conexión fue precisa, el uno complementaba al otro de manera armoniosa, tanto así que sin el uno la vida del otro carecía de sentido. Ambos formaban la pareja perfecta: la oración, hasta que un día llegó doña coma a boicotear toda esa felicidad.

Pues sí, puede parecer el comienzo de un mal cuento, pero suele suceder. Quizá el error más común que se comete en puntuación es este: el de la coma impertinente que arruina la conexión entre el sujeto y el predicado de la oración. Bien sabemos, porque nos lo han repetido toda la vida, que la coma no separa al sujeto del predicado.

Veamos este par de oraciones que acabo de encontrar en una propuesta curricular (resalto la coma): 'Las propuestas metodológicas seleccionadas por el docente de Comunicación y Lenguaje, inciden en los procesos cognitivos que los alumnos realizan.' y 'Toda secuencia de acciones orientadas a conseguir un determinado objetivo, requiere dinamizar procesos de pensamiento'.

Ambas oraciones tienen el mismo error: la coma que separa al protagonista de la oración (el sujeto) de lo que se dice de él (predicado). La coma no equivale a las pausas respiratorias, quizá la equivocación radique en pensar eso, precisamente, que se la debe poner cada vez que quien escribe la oración se toma un tiempo para respirar o para pensar en qué es lo que vamos a decir de nuestro sujeto.

No separemos a la pareja perfecta: que siempre haya parejas maravillosas, donde uno complemente al otro, sin que un tercero se interponga en el camino y lo arruine todo.

lunes, 3 de marzo de 2008

¿Marzo es algo más que un mes?


La respuesta es no. Marzo era dedicado al dios Marte, dios romano de la Guerra, y también el primer mes de los romanos, por ser el de la primavera, el del renacimiento. ¿A qué viene todo esto? A que siempre nos encontramos redundancias que nos hablan del mes de marzo, del día lunes...

Los doce meses del año no son mas que eso, meses, por eso no es necesario decir el mes de marzo, si con marzo ya es suficiente. Los días de la semana, de igual manera, son solo los días de la semana, por tanto estamos repitiendo las ideas si nos referimos al día lunes en lugar de únicamente al lunes.

Que este lunes de marzo sea, de verdad, un buen inicio de semana...


El dios Marte, de Velázquez

Un recomendado


Buscando en Internet, me encontré con esta dirección, que tiene varias páginas completas de uno de mis libros de cabecera: 'Español correcto', de Fernando Ávila. Esta es una obra editada por Norma, dentro de la serie para dummies.

Lo que me gusta de 'Español correcto' es que tiene explicaciones muy claras y amenas de varios temas gramaticales, muchos de ellos enfocados en los usos del español en América. Es un libro de consulta que vale la pena comprar y consultar permanentemente.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Guerra a los anglicismos

Hoy se publicó esta noticia acerca de la guerra a los anglicismos que ha declarado Hugo Chávez en su país. Obviamente, más allá de la defensa al español, la intención del presidente venezolano es la de molestar a los gringos, pero de todas maneras me parece bien que se voltee a ver la riqueza que tiene nuestro idioma.

lunes, 25 de febrero de 2008

De elecciones y reelecciones

Encuentro esto en el diario: 'Ricardo Alarcón fue reelecto presidente de la Asamblea'. Resulta de desde hace mucho tiempo se ha decidido erradicar de una vez por todas y para siempre los participios de los verbos elegir y reelegir: elegido y reelegido, y se los ha reemplazado por los adjetivos electo y reelecto. Probablemente por el vicio de optar por las formas más rebuscadas en pos de una falsa erudicción.

Tradicionalmente, y consta así en el DRAE, electo ha sido considerado un participio irregular de elegir, cierto. Sin embargo, la única función de este participio es la de adjetivo, que ,como ya sabemos, modifica al nombre. Podemos hablar, entonces, del presidente electo o de las asambleístas reelectas; pero no podemos usar electo o reelecto para las formas compuestas de elegir o de reelegir.

El participio regular de reelegir y elegir es, naturalmente, elegido. Este es el que debe acompañar a las formas compuestas y a las perífrasis de los verbos. Por lo tanto, la forma adecuada de escribir la frase del inicio es: 'Ricardo Alarcón fue elegido presidente de la Asamblea', pues estamos utilizando el participio para una perífrasis, no como un adjetivo. Podemos hablar, sí, de Ricardo Alarcón, presidente reelecto de la Asamblea, ya que aquí reelecto está complementando al sustantivo presidente, le está dando una cualidad.

Eso es todo.

jueves, 21 de febrero de 2008

Incluso en estos tiempos...

Sucede que confundimos incluso con inclusive, todavía. Son innumerables las veces en las que encuentro un inclusive impertinente que está ocupando el puesto que debería ocupar su pariente incluso.

Resulta que estos dos son muy parecidos, pero tienen grandes matices que los diferencian, así como a los primos. Empecemos por los significados. Copio lo que nos dice el DRAE.

inclusive.
(Del lat. escolástico inclusīve, y este del lat. inclūsus, incluso).
1. adv. m. Incluyendo el último objeto nombrado.

incluso, sa.
(Del lat. inclūsus).
1. adj. Contenido dentro de una cosa, o que está implícito en ella.
2. adv. m. Con inclusión, inclusivamente.
3. prep. Hasta, aun. Incluso a los enemigos amó. U. t. c. conj.

Como podemos ver, inclusive solo tiene una función: es adverbio, y nos sirve solo cuando nos referimos al último objeto que hemos enumerado. Por ejemplo: 'Luisa faltará el lunes, el martes y el miércoles inclusive; el jueves se reincorporará al trabajo'. (Es decir, Luisa también faltará el miércoles). 'No quiero nada tuyo en la casa, tendrás que llevarte la cama, el velador, la cómoda, las cobijas inclusive'. (Entonces, las cobijas también forman parte del 'combo').

Incluso, en cambio, tiene varias funciones: adjetivo, adverbio y prepocisión. Pero cuando más dificultades encontramos es cuando cumple las funciones de adverbio y preposición. Suele ser pan de cada día hallar frases como 'El agua anegó varias provincias de la Costa, inclusive algunas de la Sierra' o 'Hubo muchas obsevaciones al informe, inclusive se propuso reescribirlo'. Es obvio que en estos casos en lugar de inclusive debió haberse escrito incluso (pues no estamos hablando del último elemento enumerado): 'incluso algunas de la Sierra' e 'incluso se propuso reescribirlo'.

No es muy difícil encontrar la diferencia, inclusive es una palabra reservada a un solo caso y suele ir al final de las oraciones, incluso, por el contrario, suele ocupar un lugar en la mitad de las oraciones.

sábado, 9 de febrero de 2008

R con r, cigarro...

Vuelvo... La verdad no tengo muchas excusas para tanta ausencia, pero aquí estoy otra vez.

Hoy, mientras estaba trabajando, llegó una de las periodistas a preguntarme cómo debe escribir antirrecesión. Cuando le dije que así, en una sola palabra y con doble r, abrió los ojos y dijo: "Pero parece una falta ortográfica". Plop. Me pareció graciosa y terrible la observación, pero quizá se deba a la poca costumbre que tenemos de escribir este tipo de palabras.

A ver, el asunto es simple: cuando nos encontramos con una palabra que comienza con r (en este caso recesión) y queremos anteponerle un afijo o un elemento compositivo que termina en vocal (en este caso el prefijo anti), tenemos que duplicar la r para que esta tome fuerza en la palabra, así: antirrecesión. Veamos otras palabras en las que sucede eso: ciclorruta, archirraro, cardiorrespiratorio, autorreproche, fotorresistencia, etc. Es verdad que la doble r nos suena extraña pero no lo es para nada, es correcta, muy correcta.