jueves, 31 de mayo de 2007

La altitud también da de qué hablar

En el trabajo, a menudo se me presentan casos como este: 'La FIFA mantiene el criterio que no se jugará en ciudades de altura'. ¿Qué?

Pues veamos los dos errores de esta frase tan pequeña, errores que son muy comunes en el diario trabajo de escribir. El primero: La FIFA mantiene el criterio que no se jugará. Como que falta algo, ¿cierto? Sí, nos falta una preposición de entre criterio y que. La frase correcta es 'La FIFA mantiene el criterio de que no se jugará'.

Pero ¿por qué? Ya oigo preguntar por ahí a varios periodistas y a varios de mis alumnos. ¿No se está cayendo en un dequeísmo? Pues no, la preposición de y la conjunción que sí pueden ir juntas. ¡Horror! ¡Hereje! Pues no, no estoy cometiendo ningún pecado contra las santas reglas del lenguaje.

La preposición de y la conjunción que pueden, y deben, ir juntas en los siguientes casos:

- Cuando se encuentran después de un sustantivo, que es el caso del ejemplo que nos ocupa (... el criterio de que). U otros ejemplos: 'En el caso de que vengas...', 'Mantuvo la idea de que estaba bien', etc.

- Después de los adverbios de tiempo antes y depués: 'Antes de que llegues, avísame', 'Después de que te aprueben el examen ven a verme'. La RAE también acepta la supresión de la preposición, sin embargo, en Ecuador es más común el uso del de que.

- Después de los verbos pronominales cuyo régimen sea con la preposición de: 'Me alegro de que hayas escrito', 'Nos aseguraremos de que sea un gran día'.

- Luego de adjetivos en cuyo régimen esté la preposición de. 'Estoy feliz de que hayas ganado', 'No estaba convencido de que le iría bien'.

Como podemos ver, hay varias ocasiones en que casar a de con que es correcto en nuestra sintaxis. Un truco fácil, que sirve en la mayoría de casos, es hacerse la pregunta en relación con la oración. Si la pregunta se inicia con 'de que', la oración llevará la preposición.

Veamos un par de ejemplos: Los estudiantes tenían miedo de que el profesor tomara prueba'. La pregunta es ¿de qué tenían miedo los estudiantes? La oración, por lo tanto, está correcta.

'La FIFA aseguró de que se jugará en la altitud'. ¿Oración correcta o incorrecta? Hagamos la pregunta: ¿Qué aseguró la FIFA? La respuesta es: 'La FIFA aseguró que se jugará en la altitud'. Por lo tanto la primera oración es incorrecta y ahí sí se incurre en dequeísmo.

No sigo más con este asunto. Regresemos al ejemplo del principio, donde, como les comenté, había dos errores. 'La FIFA mantiene el criterio de que no se jugará en la altura'. Una vez resuelto el primer error (el criterio de que), veamos el segundo: altura.

¿Por qué? Porque la altura es la distancia vertical de un objeto con referencia a otro. La palabra correcta es altitud, que significa la distancia de un punto en relación con el nivel del mar. Y a la altitud se refiere el veto de la FIFA, no a la altura del estadio con respecto a sus cimientos.

Aunque la RAE ya admite que se escriba altura para significar la altitud, es más apropiado escribir esta última, que nos indica los metros sobre el nivel del mar.

Bueno, y ¿quién dijo que la altitud no nos da de qué hablar? Pues ya ven que sí, ahora solo esperemos que la FIFA abandone la idea de que no se jueguen partidos internacionales en ciudades de altitud, porque de lo contrario Quito, a 2 800 metros sobre el nivel del mar, no podrá volver a ver jugar a la Selección. Muy mala idea me parece.

miércoles, 30 de mayo de 2007

De anglicismos y otras hierbas

Recientemente una amiga me preguntó qué pensaba yo acerca de la vorágine de anglicismos que ha inundado la publicidad ecuatoriana. Advierto que esta es mi opinión personal, pero no creo que esté muy lejos de la verdad.

Primero, creo esta invasión de anglicismos se debe mucho a la moda. Claro, todo lo que esté escrito en otro idioma parece tener un aire más elegante, parece revestirse de distinción y revelarnos como personas cultas y cosmopolitas, y, por supuesto, hacer de nuestro negocio o de nuestro producto algo mucho más de mundo. Suele considerarse de mayor impacto el uso de estos términos, a la vez que anuncian la gran aspiración de acceder a una clientela mucho más culta, 'al menos bilingüe'.

Sin embargo, para mí al menos, el uso de extranjerismos (y ojo que no digo solo anglicismos, sino galicismos, italianismos, germanismos, etc., etc.) revela una gran pereza intelectual y una inmensa falta de imaginación. Es mucho más fácil echar mano de palabras extranjeras que escarbar un poco más en la riqueza de nuestro español. Resulta más cómodo seguir a esa gran ola de 'modernidad' que quedarse en nuestro 'pueblito', hablando las palabras que nos acompañan desde la niñez.

En fin. Sin embargo, a la invasión de anglicismos le añadiría otro factor, aparte de la idea errada de elegancia, que para mí solo se traduce en pereza. Este factor es el de la migración. Estados Unidos sigue siendo para los ecuatorianos el primer destino para emigrar, incluso ha llegado a afirmarse que Nueva York ¡es una de las principales ciudades del Ecuador!, debido a la gran cantidad de ecuatorianos que habitan en ella.

El hecho de que cada vez sean más los ecuatorianos que viajan a EE.UU. ha causado que sean cada vez más los ecuatorianos que hablan inglés, y de la misma manera que se considera a ese país como el símbolo de la modernidad, el progreso, el escape de nuestra dura realidad, no es extraño que se considere al inglés como el símbolo máximo de la cultura y de la elegancia, como en su tiempo fue considerada Francia, lo que explica la invasión de galicismos en el español de inicios del siglo pasado.

Hablar inglés es abrir los ojos al mundo, es dejar de ser un donnadie para convertirse en alguien que todo lo abarca y todo lo conoce. Qué gran error y qué penoso que no se intente conservar los orígenes, hablar con orgullo nuestro maravilloso español, que en Ecuador tiene muchas salpicaduras del quichua y de varios idiomas preincaicos. En fin, que muera la pereza, hablemos en español.