lunes, 30 de septiembre de 2013

Consejos para evitar el plagio

Cuando hablé  sobre la argumentación, surgió también el tema del plagio. Este es un asunto muy preocupante en todos los niveles, que se deriva, por supuesto, de la poca capacidad de argumentación. Sin embargo, se ha convertido en una práctica muy extendida, a la que han apoyado inevitablemente los avances tecnológicos. Ahora, con un clic, es posible acceder a una cantidad abrumadora de información, que se convierte en un arma de doble filo que nos puede servir para enriquecer el conocimiento o para alimentar la vagancia. Hoy no pretendo descubrir el agua tibia, pero sí dar algunas pautas que nos pueden servir para evitar el plagio.

La primera es muy obvia: investigar metodológicamente. Mientras más investiguemos sobre un tema, es más fácil obtener un argumento adecuado y ubicar correctamente a nuestras fuentes. Claro que esta investigación debe tener una metodología, por ejemplo, debemos acostumbrarnos a buscar las citas adecuadas que nos sirvan para demostrar nuestro punto de vista, y no sacar de contexto estas citas. Esta investigación nos lleva al siguiente punto: contrastar a las fuentes. Si somos capaces de establecer un diálogo entre textos y autores, es menos probable que cometamos plagio, pues ese diálogo nos obliga a citar a las fuentes.

Otra pauta obvia, que de tan obvia se pasa por alto es la de citar a las fuentes. Debemos citar (textualmente o como paráfrasis) a las fuentes de toda aquella información que no hubiéramos obtenido si no hubiéramos investigado. Hay cuestiones que no necesitan de citas, como fechas históricas o hechos de conocimiento público, pero hay otras, la mayoría, que necesitan obligatoriamente una referencia. Si tenemos duda acerca de si citar la fuente de un dato o no hacerlo porque el conocimiento nos parece obvio, es preferible citar. Para citar hay que seguir siempre un formato, la mayoría de ellos obligan a citar a la fuente con una referencia entre paréntesis, otros usan los pies de página, pero siempre debemos seguir un formato.

La última pauta tiene que ver con el sentido común y la honestidad académica. En este sentido, es indispensable recordar que el plagio es un delito y que no podemos robarnos las ideas de otros, aunque sepamos que nadie se va a dar cuenta. Otra forma muy común de plagio es el autoplagio; en este caso, se toman textos e ideas que ya hemos publicado con anterioridad y se las hace pasar como nuevas. Aunque el autor sea uno mismo, este tipo de plagio también constituye una falta de honestidad, pues las ideas que no son nuevas deben citarse siempre.


En realidad este tema es bastante polémico, pues muchas veces no quedan claras las fronteras entre lo que es plagio o no, pero lo repito: si no estamos seguros, no perdemos nada con citar hasta a la fuente más obvia, pues recordemos que el plagio es una falta grave que puede costarnos un trabajo, una carrera y mucho más.

No hay comentarios: