Como sabemos, en la lengua cada tipo de palabra cumple una
función determinada, y muchos de los errores que cometemos con frecuencia
ocurren porque otorgamos a alguna palabra una función que no le corresponde.
Los adverbios, por ejemplo, son palabras que modifican a los verbos; los
adjetivos, en cambio, modifican a los nombres. Sin embargo, en ciertas
ocasiones, algunos vocablos cambian su función original para cumplir otra, esto
sucede con los adverbios adjetivales. Este tipo de adverbios son adjetivos que
han variado su función para modificar a un verbo. No obstante, la cuestión no
es tan simple: como al adjetivo se ha cambiado al bando de los adverbios debe
cumplir ciertas ‘penalizaciones’ para poder asumir sin problemas su nuevo
lugar. A continuación, veremos algunos ejemplos.
En primer lugar, para convertirse en adverbios, estos
adjetivos deben dejar de lado cualquier flexión de género o de número. Veamos
el ejemplo del adjetivo ‘rápido’ convertido en adverbio (adverbio adjetival).
Lo correcto es decir: ‘Las yeguas corren rápido’. No podemos escribir que ‘corren
rápidas’. Aquí vemos que rápido acompaña al verbo correr, y deja de funcionar,
por tanto, como un adjetivo que da una característica a un nombre (no modifica
a las yeguas). En estos casos se puede optar por el adverbio terminado en
–mente, por eso este tipo de adverbios también tienen el nombre de ‘adverbios
cortos’. Podemos decir: ‘Las yeguas corren rápidamente’, sin embargo, no
constituye un error utilizar el adverbio adjetival, siempre y cuando este
carezca de flexiones de tiempo y de género.
Otra cuestión que debe tomarse en cuenta en relación con los
adverbios adjetivales es que, al ser adverbios, deben estar estrechamente
unidos al verbo. Para esto utilizaré el ejemplo del párrafo anterior. No es
correcto decir: ‘Corren las yeguas rápido’, pues en este caso el adverbio
rápido está alejado del verbo y existe una construcción forzada. También es
recomendable que siempre se escriba en primer lugar el verbo, es decir, se
prefiere ‘corren rápido’ que ‘rápido corren’. Por otro lado, existen ciertas
construcciones marcadas en las que utilizamos cotidianamente los adverbios
adjetivales junto a determinados verbos. Es el caso de ‘hilar fino’, ‘hablar
claro’, ‘apuntar alto’, ‘jugar limpio’, ‘comer sano’, ‘caer bajo’, etc.
Para concluir, hay que tomar en cuenta que los adverbios
adjetivales no siempre pueden alternar con adverbios terminados en –mente (no
decimos ‘apuntar altamente’) ni todos los adjetivos pueden utilizarse como
adverbios (no es correcto decir: ‘Se miraron fijo a los ojos’, lo correcto es
‘se miraron fijamente’). Como vemos, es interesante cómo las palabras pueden
cambiar de función en el español, sin embargo, siempre hay que anteponer el
sentido común si queremos jugar con ellas y poner mucha atención en los usos
correctos.
Pueden encontrar esta columna en la edición de Cartón Piedra