martes, 25 de septiembre de 2018

Reubicar al ser ecuatoriano, una tarea de todos


Esta semana se celebró en Guayaquil el vigésimo Congreso de la Asociación de Ecuatorianistas, con el tema ‘(Re)ubicando el ser ecuatoriano’. En este congreso, que se efectúa cada año en diversas ciudades del país, participan estudiosos e intelectuales que discuten acerca de varios temas que se relacionan con la ecuatorianidad y, sobre todo, cómo nos vemos desde los distintos espacios culturales. Los temas de las ponencias tienen que ver especialmente con la literatura, con cómo se construye ese ser ecuatoriano desde las letras, desde la ficción, desde los estudios sobre nosotros mismos. Y a la vez es un diálogo con otras latitudes, con otros espacios en los que nos reflejamos y en los que se habla sobre nosotros.

La Asociación de Ecuatorianistas surgió en EE.UU., con la intención de reunir a los investigadores ecuatorianos que trabajan en las universidades de ese país, en el campo de la literatura y las artes. La idea era crear foros que permitieran el intercambio de información, tanto dentro como fuera del país. Estas redes que se crean permiten compartir los conocimientos, dar a conocer los trabajos que se efectúan, las investigaciones, así como promover nuevos estudios interdisciplinares y difundir lo que se hace en Ecuador. En la actualidad no solo forman parte de la Asociación quienes residen en el exterior, sino varios investigadores que han participado en los congresos y han contribuido a la discusión sobre el ser ecuatoriano.

Los temas del Congreso de la Asociación de Ecuatorianistas son muy variados, en cuanto abarcan varias etapas de la literatura y la cultura ecuatoriana. Es destacable, por ejemplo, el espacio que se da a nuevas lecturas de los autores de la generación del 30 de nuestro país. Se revisan obras de los autores indigenistas, de los miembros del grupo de Guayaquil, hay varios espacios dedicados a releer la obra de Pablo Palacio… Es interesante esta (re)ubicación del ser ecuatoriano desde estos autores que marcaron una etapa importante en nuestra literatura, sobre todo porque a partir de esta generación la literatura nacional empezó a mirar hacia adentro y a pensarse como ecuatoriana, ya sea desde la denuncia de la explotación de los desposeídos por parte de los terratenientes, la iglesia o el poder político, o desde una nueva manera de hacer literatura.

También se ponen en diálogo las nuevas escrituras con los autores canónicos de nuestra literatura y de la literatura extranjera. Se plantean revisiones a la luz de nuestra realidad actual. Asimismo, se da espacio a la ciencia ficción y a nuevas voces, ya sea desde la periferia o desde la academia. Los congresos como este siempre son una buena noticia porque nos acercan al pensamiento de otros, a las diversas formas de afrontar una obra o una manifestación cultural, nos pone frente al espejo, y hace que nos pensemos hacia adentro y hacia afuera. Estas iniciativas deben diseminarse y también compartirse; es importante que los diversos estudios circulen y se discutan, pues eso ayuda a pensar sobre nuestra identidad.


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