lunes, 9 de julio de 2012

Redundancias


En varias columnas he comentado que uno de los principios básicos que rige a la lengua es el de la economía lingüística: omitir aquello que está de más en el discurso para darle fluidez. La intención de este principio es expresar más con menos palabras. Muchas veces, sin embargo, sucede que en el discurso coloquial (y también, en cierta medida, en el formal) se tiende a usar palabras que podrían omitirse fácilmente y se cae en redundancias.

Un ejemplo muy claro es la palabra mes. Muchas veces sucede que se junta a esta palabra con el nombre del mes, así: mes de junio, mes de agosto, etc. La redundancia ocurre porque los nombres de los meses solo se refieren a ellos (con excepción de Abril, Mayo y Julio, que también son nombres propios). Por lo tanto, es suficiente con decir: junio, agosto, septiembre, etc., porque ya está implícita la idea de que son meses del año.

Otro caso muy común y muy similar al anterior es el de los días de la semana: sus nombres  (excepto Domingo) solo denominan a los días, a nada más. Es redundante, por lo tanto, decir: el día martes o el día jueves, es suficiente con martes o jueves. Y ya que hablamos de meses y de días, un pequeño paréntesis: los días y los meses se escriben con minúscula inicial, excepto cuando denominan a fechas especiales o a nombres propios, como Viernes Santo, Hugo Mayo, Santo Domingo, 10 de Agosto de 1802, etc.
Por último, para terminar con el tema de las redundancias, otro caso común: el de los colores. Suele acompañarse al nombre del color con la palabra ‘color’ cuando no es necesario. Por lo tanto, se redunda si se dice: ‘La pared es de color blanco’ o ‘La carpeta es de color verde’; es más preciso decir: ‘La pared es blanca’ o ‘La carpeta es verde’.

Como vemos, estos usos son comunes en el lenguaje cotidiano; aunque no están vedados, es preferible ahorrar palabras para no dar información innecesaria.

Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra

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