Cada vez, con la proliferación de las nuevas tecnologías, se
ha hecho necesaria la creación de palabras que nos sirvan para explicar estas
nuevas realidades. Sin embargo, a veces por pereza y otras por apuro,
incorporamos a nuestro lenguaje cotidiano extranjerismos puros y olvidamos que
el español es tan rico, que seguramente tendrá una equivalencia que espera ser
utilizada. Ese es el caso, por ejemplo, del e-mail,
que incorporamos a nuestra cotidianidad sin pensar que existe un equivalente en
español igual de válido, el correo electrónico. Sí, es verdad que es mucho más
larga la opción en español, pero podemos reducirla y solo decir ‘correo’ o
‘mensaje’.
Así como en el caso del correo electrónico, tenemos otros,
por ejemplo online y offline, que pueden ser reemplazados por
‘conectado’ y ‘desconectado’, o por ‘en línea’ o ´fuera de línea’. En este
ámbito entran igualmente la contraseña (en lugar de password), el enlace (link),
la portada (home page o home), el artículo (post) y muchísimos otros temas relacionados con la tecnología. No
podemos olvidarnos tampoco de los aparatos (gadgets)
que nos facilitan la vida y nos permiten estar conectados todo el tiempo, como
la tableta (tablet), el teléfono
inteligente (smart phone) o la
computadora portátil (laptop). En
fin, seguramente mientras lee esto se le vendrán a la mente muchas palabras
como estas.
También tenemos el caso de palabras que se han adaptado al
español porque las equivalencias propuestas no han logrado posicionarse en el
habla cotidiana. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, con chat y blog. En el
primer caso, la RAE había propuesto el desafortunado ‘cibercharla’; en el
segundo, se propuso ‘bitácora’, pero ninguno de los dos ha sido acogido. De
hecho, el DRAE ya incorpora, como avances para su próxima edición, las palabras
chat, chatear, bloguero y blog, entre otras. Sin embargo, hay que tener cuidado
de no formar verbos ‘Frankistein’ como los espantosos ‘taguear’ (en lugar de
etiquetar) o ‘linkear’ (en lugar de enlazar).
Hay otros verbos, no obstante, que nos sirven para poner
nombre a nuevas acciones, y que, aunque no están incorporados oficialmente al
español, pueden funcionar con una adaptación. Tales son los casos de ‘tuitear’
o ‘guglear’ (aunque se pueden reemplazar por ‘enviar un tuit’ o ‘consultar en
Google’). La cuestión es que debemos tener cuidado al crear nuevas palabras,
pues antes es necesario consultar un diccionario y buscar si hay equivalencias
en español; sin duda este ejercicio enriquecerá mucho nuestro léxico y nos
permitirá amar más a nuestro idioma.
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