Un hipocorístico es el nombre abreviado que se refiere a una
persona de manera familiar o cariñosa. Estos nombres suelen formarse de
distintas maneras, como lo menciona la Ortografía de la RAE: con simples
diminutivos (Susanita, Jorgito), por acronimia (Mariví, por María Victoria, o Josema,
por José María), por acortamientos (Álex, por Alexandra o Alejandro, o Nico,
por Nicolás) o por cambio en la acentuación (Jose, por José).
Hay también otros hipocorísticos que no se asocian
directamente con el nombre o que se han formado por otro tipo de formas
diminutivas, como Chela (por Marcela), Pancho (por Francisco) o Quique (por Enrique).
De hecho, muchos nombres que en un inicio fueron hipocorísticos ya se han
convertido en nombres propios, como Malena, Maite, Marisa, etc.
Sin embargo, pese a que la formación de los hipocorísticos
depende de la creatividad de cada uno y de las fórmulas que decidamos emplear,
la RAE propone algunas reglas generales para este tipo de nombres, de modo que su
escritura sea respetuosa con el español. En primer lugar, deben escribirse con
i latina los hipocorísticos que terminen con este sonido, como Pili o Dani.
También, debe tenerse en cuenta que al formarse un hipocorístico por acronimia,
esta nueva palabra deberá regirse a las normas del español, como en el caso de
Juampi (Juan Pablo), pues siempre debe escribirse m antes de p, aunque el
nombre que lo origine termine con n.
Por último, se menciona que estos nombres deben tildarse de
acuerdo con las reglas del español, por ejemplo Analú o Álex. Asimismo, podemos
mencionar que si el nombre original termina en s, debe conservarse esta en el
diminutivo, por ejemplo Andresito o Inesita. En realidad estas reglas no quitan
creatividad o cariño a los hipocorísticos, pero sí los hacen más accesibles y
mucho más fraternos con nuestro idioma.
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