Esta semana se celebró en Guayaquil el vigésimo Congreso de la
Asociación de Ecuatorianistas, con el tema ‘(Re)ubicando el ser ecuatoriano’.
En este congreso, que se efectúa cada año en diversas ciudades del país,
participan estudiosos e intelectuales que discuten acerca de varios temas que
se relacionan con la ecuatorianidad y, sobre todo, cómo nos vemos desde los
distintos espacios culturales. Los temas de las ponencias tienen que ver
especialmente con la literatura, con cómo se construye ese ser ecuatoriano
desde las letras, desde la ficción, desde los estudios sobre nosotros mismos. Y
a la vez es un diálogo con otras latitudes, con otros espacios en los que nos
reflejamos y en los que se habla sobre nosotros.
La Asociación de Ecuatorianistas surgió en EE.UU., con la
intención de reunir a los investigadores ecuatorianos que trabajan en las
universidades de ese país, en el campo de la literatura y las artes. La idea
era crear foros que permitieran el intercambio de información, tanto dentro
como fuera del país. Estas redes que se crean permiten compartir los
conocimientos, dar a conocer los trabajos que se efectúan, las investigaciones,
así como promover nuevos estudios interdisciplinares y difundir lo que se hace
en Ecuador. En la actualidad no solo forman parte de la Asociación quienes
residen en el exterior, sino varios investigadores que han participado en los
congresos y han contribuido a la discusión sobre el ser ecuatoriano.
Los temas del Congreso de la Asociación de Ecuatorianistas
son muy variados, en cuanto abarcan varias etapas de la literatura y la cultura
ecuatoriana. Es destacable, por ejemplo, el espacio que se da a nuevas lecturas
de los autores de la generación del 30 de nuestro país. Se revisan obras de los
autores indigenistas, de los miembros del grupo de Guayaquil, hay varios
espacios dedicados a releer la obra de Pablo Palacio… Es interesante esta
(re)ubicación del ser ecuatoriano desde estos autores que marcaron una etapa
importante en nuestra literatura, sobre todo porque a partir de esta generación
la literatura nacional empezó a mirar hacia adentro y a pensarse como
ecuatoriana, ya sea desde la denuncia de la explotación de los desposeídos por
parte de los terratenientes, la iglesia o el poder político, o desde una nueva
manera de hacer literatura.
También se ponen en diálogo las nuevas escrituras con los
autores canónicos de nuestra literatura y de la literatura extranjera. Se
plantean revisiones a la luz de nuestra realidad actual. Asimismo, se da
espacio a la ciencia ficción y a nuevas voces, ya sea desde la periferia o
desde la academia. Los congresos como este siempre son una buena noticia porque
nos acercan al pensamiento de otros, a las diversas formas de afrontar una obra
o una manifestación cultural, nos pone frente al espejo, y hace que nos
pensemos hacia adentro y hacia afuera. Estas iniciativas deben diseminarse y
también compartirse; es importante que los diversos estudios circulen y se
discutan, pues eso ayuda a pensar sobre nuestra identidad.
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