La semana pasada revisamos un par de ejemplos de cómo el
kichwa ha influenciado en algunas construcciones de nuestra variante del
español, sobre todo en lo relacionado a cómo solemos organizar las palabras.
Esto se debe, cómo veíamos, a que el kichwa es una lengua con construcción sujeto-objeto-verbo,
al contrario del español, que se construye con sujeto-objeto-verbo. Sin
embargo, la influencia del kichwa es mucho más cotidiana de lo que pensamos,
pues está presente en muchas palabras que usamos. Ahora veremos algunas.
Uno de los términos más comunes que cuenta con influencia
directa del kichwa, y que usamos cotidianamente, es cancha. En kichwa, kancha significa ‘fuera’ o ‘patio de
juego’, que es el significado más extendido en el español. Sin embargo, cancha,
en América se usa para referirse a varios espacios amplios y abiertos. También
contamos con expresiones como ‘abrir cancha’ (dejar espacio para que pase algo
o alguien) o ‘tener cancha’ (tener experiencia en algo), e incluso nos
referimos a alguien experimentado o de carácter extrovertido como ‘canchero’.
Como vemos, la influencia del préstamo kichwa kancha ha abierto un considerable campo semántico en el español.
Otras palabras que usamos con frecuencia son guambra y
guagua, que proceden de wamra
(adolescente, muchacho) y wawa (niño,
bebé). También usamos ruco, que procede de ruku
(viejo), y que en nuestra variante coloquial se ha extendido incluso para
referirse al sueño (echarse una ruca) o al alguien dormido (se quedó ruco).
Asimismo, cuando nos referimos a que alguien está desnudo decimos que está
‘llucho’, que procede de lluchu, que
en kichwa significa ‘desnudo’ o ‘pobre’. Una palabra similar es wakcha, que significa ‘pobre’, ‘desnudo’,
‘huérfano’, y de aquí procede nuestro guachito de lotería (que es una fracción
‘huérfana’ del entero). Si no le hemos atinado al guachito y andamos sin
dinero, solemos decir que no tenemos ‘chusqui’, es decir ‘kullki’, plata o
dinero en kichwa.
Si hablamos de familiaridad, tenemos los términos ‘ñaño’ y
‘ñaña’. En este caso, la influencia es interesante, porque en kichwa solo
existe la palabra ñaña, que se usa
para referirse únicamente a la hermana de una hermana. Esta lengua cuenta con
términos distintos para hacer referencia a los diversos tipos de hermandad
(hermano de hermano, wawki; hermano de
hermana, turi, o hermana de hermano, pani, y ñaña), pero la única que pasó al español fue ñaña, que se usa
también como masculino. También solemos utilizar tayta y mama (papá y
mamá), sobre todo para referirnos a personas mayores y sabias.
Otra palabra bastante
común y que ha adquirido un amplio campo semántico es chulla. Esta significa
‘impar’ y se usa en este sentido (chulla media, por ejemplo) o para referirse a
algo único (chulla vida). También es usado en sentido peyorativo, especialmente
hacia las mujeres. Asimismo, se utiliza para referirse al clásico ‘chulla’
quiteño. Al usar chulla como adjetivo, también se puede ver la influencia del
kichwa porque siempre lo anteponemos al sustantivo. En el kichwa, al contrario
del español, el adjetivo siempre antecede al sustantivo, por eso decimos, por
ejemplo, chulla vida y no vida chulla. Estos son unos pocos ejemplos de la
influencia del kichwa en nuestro español, hay muchas otras palabras y muchos
otros usos, que es muy interesante (y divertido) investigar.
Este texto fue publicado en la revista CartóNPiedra, de diario El Telégrafo, el 17 de marzo de 2018.
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