Si tuviera que hacer un ‘top 10’ de los
errores más frecuentes que se cometen en el español, seguramente el mal uso del
gerundio estaría en la lista. Como sabemos, el gerundio es una de las formas
impersonales de los verbos (junto con el infinitivo y el participio); esto
quiere decir que carece de las características de un verbo conjugado: tiempo,
número y persona, y siempre necesitará de un verbo principal para denotar una
acción. Como el dios de las palabras le quitó su capacidad de conjugarse con
todas las de ley, le dio otra función en la vida: la de adverbio, es decir,
modificar a un verbo.
Como la función del gerundio es la de
modificar a otros verbos, no puede cumplir otro papel. Es aquí donde surge el
principal problema con el gerundio: en diversas ocasiones se lo utiliza para
modificar un sustantivo. Son comunes, sobre todo en los medios de comunicación,
frases como: ‘Encontraron una bodega guardando una tonelada de droga’,
‘Detuvieron a un barco transportando varios emigrantes’. En estos casos, los
gerundios guardando y transportando no cumplen su función de adverbios, sino
que juntan con el sustantivo como una mala amistad. Lo correcto es estos casos
es usar el relativo que y eliminar el gerundio: ‘una bodega que guardaba’ y ‘un
barco que transportaba’. Los únicos casos en los que el dios de las palabras
permite usar gerundio para modificar a un sustantivo son ardiendo e hirviendo
(palo ardiendo o agua hirviendo, por ejemplo).
Este no es el único caso del mal uso del gerundio,
hay otro más, pero el espacio es corto para hablar sobre él, así que lo haré la
próxima semana. Por lo pronto, recuerde: el gerundio es un adverbio y esa es la
función que debe cumplir. Aunque malograr el gerundio no mate a nadie, usarlo para modificar un sustantivo es casi tan letal como que yo
entrara a un quirófano a hacer una operación de corazón abierto.
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