La semana pasada hablé de una de las funciones de la tilde:
la función prosódica, esa que nos indica qué sílaba lleva tilde de acuerdo con
las reglas de acentuación. Hoy hablaré de la función diacrítica: cuando
tildamos palabras cuya escritura es igual pero cuyo significado es distinto. En
primer lugar, debido al principio de economía que rige la lengua y como regla
general del español, las palabras monosílabas no se tildan, excepto cuando hay
un caso de tilde diacrítica. Así, no tildamos palabras como sol, luz, vio, dio,
fue, ti; pero tildamos dé (del verbo dar), sí (adverbio de afirmación), té (la
infusión), más (cuando equivale a cantidad), entre otros casos más.
En la nueva Ortografía de la RAE, publicada en 2010, se eliminaron
ciertos casos de tilde diacrítica, precisamente por regirse al principio de
economía. Las principales eliminaciones fueron las tildes en los pronombres
demostrativos y en el adverbio solo. Bien sabíamos, desde la escuela, que este,
ese y aquel (con sus sus femeninos) se tildaban cuando equivalían a pronombres
demostrativos, por ejemplo: ‘Éste me gusta’ o ‘No veo a aquél’; sin embargo,
ahora no deben tildarse, pues la RAE indica que según el contexto el lector
sabrá si se trata de un pronombre o de un adjetivo.
En relación con solo pasa algo parecido: se tildaba cuando
se trataba del adverbio que equivale a solamente (por ejemplo: ‘Publicó sólo
cinco libros’) y no se tilda cuando es adjetivo (‘Publicó un solo libro’). En
la nueva Ortografía se establece que solo no se debe tildar, pues, como sucede
con los demostrativos, el contexto ya nos indica si es adjetivo o adverbio.
Cabe anotar, eso sí, que estas tildes diacríticas (en los demostrativos y en
solo) eran opcionales desde 1959; ahora la RAE no proscribe todavía estas
tildes, pero indica que ya no es necesario usarlas. Por lo tanto, si usted
suele tildar este, ese, aquel y solo,
puede dejar de hacerlo, antes de que la RAE considere que este uso ‘caduco’ es
un error ortográfico.
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