Los topónimos son aquellas palabras que se refieren a los
nombres propios de un lugar, y, como tales, deben escribirse con mayúscula
inicial. No obstante, hay algunas cuestiones que debemos tomar en cuenta para
no escribir mayúscula donde no corresponde.
En primer lugar, recordemos que solo se escriben con
mayúscula inicial aquellas palabras que forman parte del nombre propio, como
Ecuador, Río de Janeiro, Nueva Loja; pero no llevan mayúscula las palabras
genéricas, como ciudad de Quito, puerto de Manta o isla Isabela. En estos
casos, es recomendable buscar información oficial acerca de los nombres de los
lugares, pues solo en ciertas ocasiones el nombre genérico o el artículo son
parte del nombre (como en el caso de El Oro o La Habana). Muchas veces, cuando
el genérico o el artículo no son parte del nombre propio, se los puede obviar
al referirse al lugar, así, como islas no es parte del nombre de las Galápagos,
podemos obviarla y referirnos al archipiélago así: ‘las Galápagos’. Lo mismo
sucede con los ríos como el Amazonas o el Machángara, pero no podemos obviar la
palabra al referirnos a Río de la Plata (no decimos ‘el de la Plata’).
En algunas ocasiones, el genérico se refiere por antonomasia
a un lugar, en este caso sí se escribe con mayúscula el sustantivo. Por
ejemplo, como menciona, la RAE, Cordillera (por los Andes) o el Golfo (por el
de México). También hay casos que la RAE llama ‘alternativas estilísticas’, que
son apelativos para denominar a un lugar en reemplazo de su nombre propio; cuando
sucede esto, los nombres deben escribirse con mayúscula. Por ejemplo: la Carita
de Dios (por Quito) o la Perla del Pacífico (por Guayaquil). Como vemos, muchas veces el uso de la
mayúscula en los topónimos solo es cuestión de sentido común y, si se tiene
dudas, de una adecuada investigación.
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