Esta semana, una alumna me preguntó si era verdad que estaba
`prohibido’ decir ‘deber de’. Esta pregunta es bastante común, pues muchas
veces se piensa que el verbo deber y la preposición de son incompatibles, sin
embargo, es un mito que debemos desterrar porque hay casos en los cuales es
necesaria la fórmula ‘deber de’. Veamos.
En primer lugar, es importante anotar que ‘deber’ sin
preposición y ‘deber de’ no deben usarse indistintamente, pues cada expresión
cumple una función específica. El verbo deber junto con un verbo en infinitivo
se refiere a una obligación, algo que necesariamente debe suceder. Por ejemplo:
‘Los empleados nuevos deben asistir a la jornada de entrenamiento’ o ‘Debes
poner atención a las señales de tránsito’. En estos casos vemos que lo que
indican el verbo deber y el infinitivo es una obligación, no una opción: los
empleados están obligados a asistir a la jornada y tú estás obligado a respetar
las señales.
El caso de ‘deber de’ es distinto: indica probabilidad, algo
que puede o no ocurrir. Por ejemplo: ‘Debe de haberle pasado algo, él nunca se
retrasa’ o ‘No encuentro el libro, debo de haberlo dejado sobre la mesa’. En
estas oraciones podemos ver cómo se expresa una probabilidad, no una
obligación, esa es la diferencia entre ‘deber’ y ‘deber de’.
Sin embargo, la norma no proscribe el uso de ‘deber’ cuando
se trata de una suposición. Es correcto (y, de hecho, más usado) si decimos
‘Debe haberle pasado algo, él nunca se retrasa’ o ‘No encuentro el libro, debo
haberlo dejado sobre la mesa’. Lo que debe tomarse en cuenta es que ‘deber de’
nunca expresa obligación, por lo tanto, no podemos decir ‘Los empleados nuevos deben
de asistir a la jornada de
entrenamiento’ o ‘Debes de poner
atención a las señales de tránsito’. Recordemos, entonces, que ‘deber’ puede
usarse cuando hay una obligación o una suposición, mientras que ‘deber de’ solo
se usa cuando hacemos una suposición.
Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra.
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