En la gramática, como en la vida, existen los falsos
amigos; se parecen a aquellos que nos
dan puñaladas por la espalda, pues pueden hacer que lo que escribimos sea en
realidad muy distinto a lo que queremos expresar. Los falsos amigos son
aquellas palabras de otras lenguas que suenan muy parecidas a palabras que
usamos en español, pero que tienen significados distintos, tan distintos que,
si no nos ponemos las pilas, pueden generar una tragedia.
Por ejemplo, uno de los falsos amigos más crueles y
devastadores es la palabra inglesa billion,
casi igual a nuestra española billón, pero con la cual tiene varios ceros de
distancia. Billion, en inglés,
significa mil millones; en español, en cambio, significa un millón de millones.
En inglés suena lógico decir que hay “six
billion people in the world”, es decir, seis mil millones de personas en el
mundo; pero sería absurdo hacerle caso a este falso amigo e interpretar la
frase como si hubiera ¡seis millones de millones de personas en el mundo!
Imagínese usted tremenda sobrepoblación. Algo parecido pasa con el francés décade, que se refiere a un período de
diez días, no a diez años como falsamente nos sugeriría nuestro “amigo” (entre décade y década hay aproximadamente 3640
días de diferencia).
Hay muchos otros casos de falsos amigos, como el inglés lyric, que no puede traducirse como
lírica sino como letra (de una canción); o el italiano autista, que debe significa conductor o chofer, no persona que
padece autismo, o el portugués esquisito,
que no significa delicioso sino extraño o raro.
En fin, la lista es larga, tan larga que hay que tener mucho cuidado,
aunque en realidad, como en la vida, solo hay que estar atento a las señales y
evitar a los falsos amigos.
Pueden encontrar esta columna en la nueva edición de Cartón Piedra
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