domingo, 26 de agosto de 2012

La coma y las conjunciones


Por sugerencia de una lectora, hablaré hoy sobre cuándo podemos escribir una coma antes o después de ‘y’. Primero, tengamos en cuenta que no es errada esta combinación, solo hay que saber cuándo usarla.

Para empezar, revisemos cuándo usamos coma antes de la conjunción ‘y’. El primer caso tiene que ver con las enumeraciones complejas, en las que antes se ha usado punto y coma. Por ejemplo: ‘Para la caminata se debe tener en cuenta lo siguiente: nadie debe detenerse, a menos que sea necesario; hay que trabajar en equipo y colaborar con los compañeros, y nadie puede desviarse del camino’. Como vemos, en esta enumeración solo la última frase va precedida por coma, pues luego de ella viene la ‘y’. Para tener claro este uso, recordemos que ‘y’ más coma equivale a punto y coma en una enumeración compleja.

Otro caso en el que usamos coma antes de ‘y’ es cuando la coma cierra a un inciso explicativo. Por ejemplo: ‘Vi a José, mi primo, y a su esposa’. En este caso, ‘mi primo’ es  un inciso explicativo, pues se refiere a José, entonces debemos escribir una coma antes de la conjunción. Algo similar ocurre cuando escribimos coma luego de la conjunción: la coma precede a un inciso. Así: ‘Llegaron temprano y, como lo suponía, se fueron tarde’. Aquí podemos ver que ‘como lo suponía’ es un inciso que va entre comas, por lo tanto luego de la ‘y’ escribimos la coma.

Ocurre lo mismo cuando escribimos coma antes o después de la conjunción ‘o’. Por ejemplo, en una enumeración: ‘¿Quieres peras, que están recién cosechadas; naranjas, que están deliciosas, o las fresas que compramos ayer?’. Luego de un inciso: ‘Puedes hablar con Marco, el gerente, o con su asistente’. O antes de un inciso: ‘Iremos a la playa o, si lo prefieres, a la montaña’.

Como vemos, solo es necesario recordar dos casos y no complicarnos la vida.

Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra

domingo, 19 de agosto de 2012

El temido cuyo


El pronombre relativo que más problemas ocasiona es cuyo (y sus derivados: cuyos, cuya y cuyas), quizá porque se lo considera demasiado culto y poco habitual. Sin embargo, es muy importante que conozcamos su uso para no caer en incorrecciones.

En primer lugar, hay que recordar que cuyo funciona como un pronombre relativo con valor posesivo. Esto quiere decir que establece una relación entre el poseedor de algo y la cosa poseída, o entre dos personas que guardan relación. Por ejemplo: ‘Mario es el escritor cuyo libro fue premiado’. En este caso, vemos que cuyo relaciona al poseedor (escritor) con aquello que posee (libro). Otro ejemplo: ‘Ella es Paola, cuya hermana trabaja en la fábrica’. Aquí vemos la relación entre una persona, el antecedente (Paola), y otra con la que se la relaciona (hermana). Es muy frecuente, por el mismo hecho de no estar acostumbrados a usar cuyo, que se lo sustituya por la expresión ‘que su’, que resulta incorrecta. Por ejemplo, es un error decir: ‘Él es el empresario que su casa fue embargada’; lo correcto es usar cuya sin ningún temor, así: ‘Él es el empresario cuya casa fue embargada’.

Tampoco debemos temer combinar a cuyo con preposiciones. Recordemos que las preposiciones establecen relaciones de tiempo, lugar, dirección, etc. que pueden acoplarse perfectamente con este relativo con valor posesivo. Por lo tanto, es correcto decir: ‘Esta es la planta de cuyas flores se extrae el perfume’ en lugar de: ‘Esta es la planta que de sus flores se extrae el perfume’.

Para finalizar, es importante recordar que cuyo, cuya, cuyos y cuyas siempre deben concordar en número y persona con el sustantivo al que preceden. Así: ‘Te presento a Jaime, de cuyos cuadros te hablé’ (cuyos concuerda con cuadros, no con Jaime) o ‘Estas son las pruebas de cuya existencia dudábamos’ (el relativo concuerda con existencia, no con pruebas). Vemos, entonces, que no es tan complicado usar cuyo, solo hay que saber cuándo y cómo usarlo.

Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Deber o deber de?


Esta semana, una alumna me preguntó si era verdad que estaba `prohibido’ decir ‘deber de’. Esta pregunta es bastante común, pues muchas veces se piensa que el verbo deber y la preposición de son incompatibles, sin embargo, es un mito que debemos desterrar porque hay casos en los cuales es necesaria la fórmula ‘deber de’. Veamos.

En primer lugar, es importante anotar que ‘deber’ sin preposición y ‘deber de’ no deben usarse indistintamente, pues cada expresión cumple una función específica. El verbo deber junto con un verbo en infinitivo se refiere a una obligación, algo que necesariamente debe suceder. Por ejemplo: ‘Los empleados nuevos deben asistir a la jornada de entrenamiento’ o ‘Debes poner atención a las señales de tránsito’. En estos casos vemos que lo que indican el verbo deber y el infinitivo es una obligación, no una opción: los empleados están obligados a asistir a la jornada y tú estás obligado a respetar las señales.

El caso de ‘deber de’ es distinto: indica probabilidad, algo que puede o no ocurrir. Por ejemplo: ‘Debe de haberle pasado algo, él nunca se retrasa’ o ‘No encuentro el libro, debo de haberlo dejado sobre la mesa’. En estas oraciones podemos ver cómo se expresa una probabilidad, no una obligación, esa es la diferencia entre ‘deber’ y ‘deber de’.

Sin embargo, la norma no proscribe el uso de ‘deber’ cuando se trata de una suposición. Es correcto (y, de hecho, más usado) si decimos ‘Debe haberle pasado algo, él nunca se retrasa’ o ‘No encuentro el libro, debo haberlo dejado sobre la mesa’. Lo que debe tomarse en cuenta es que ‘deber de’ nunca expresa obligación, por lo tanto, no podemos decir ‘Los empleados nuevos deben de asistir a la jornada de entrenamiento’ o ‘Debes de poner atención a las señales de tránsito’. Recordemos, entonces, que ‘deber’ puede usarse cuando hay una obligación o una suposición, mientras que ‘deber de’ solo se usa cuando hacemos una suposición.

Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra.

¿Dónde empieza la pregunta? (2)


Hoy continuaré revisando los casos dudosos relacionados con la ubicación del signo de interrogación de apertura. La semana pasada vimos tres casos: vocativos, expresiones de confirmación y oraciones introducidas por expresiones como en cuanto a, en referencia a, etc. Ahora veremos un par de casos más que menciona la Ortografía de la RAE.

Empecemos por el caso de los conectores, que es el que mayor duda genera. Recordemos que los conectores son aquella palabra o conjunto de palabras que se usan para ligar ideas. La mayoría de oraciones introducidas por estas expresiones conectivas se escriben fuera de la pregunta, por ejemplo: ‘A pesar de todos los inconvenientes, ¿tuvieron un buen viaje?’ o ‘En primer lugar, ¿estás dispuesto a esforzarte?’.

Sobre este tema, la Ortografía de la RAE menciona un caso especial: cuando las conjunciones y, pero, o y mas funcionan como conectores. En esta situación especial, es preferible escribirlas dentro de la oración, así: ‘La invitación es a las dos, ¿pero puedes venir antes?’ u ‘Hoy comeremos carne, ¿o prefieres algo más?’. Aunque el uso más común actualmente es escribir estas conjunciones dentro de la pregunta, también se las puede escribir fuera de ella, así: ‘La invitación es a las dos, pero ¿puedes venir antes?’ u ‘Hoy comeremos carne, o ¿quieres otra cosa?’. Notemos que en estos últimos casos, no se escribe coma antes del signo de interrogación.

Finalmente, los signos de interrogación se ubican luego de adverbios o expresiones adverbiales que afectan a toda la oración y se refieren a actitudes. Veamos un par de ejemplos: ‘Sinceramente, ¿piensas que tomaste la mejor decisión?’ u ‘Objetivamente, ¿crees que ganará las elecciones?’. En estos ejemplos podemos observar que luego del adverbio se escribe siempre coma.

Para concluir, estos casos de los signos de interrogación también se aplican a los de admiración. El uso no es tan complicado, solo es cuestión de reflexionar un poco acerca de nuestro idioma y la lógica que nos impone su genio.

Pueden encontrar esta columna en Cartón Piedra.

¿Dónde empieza la pregunta?


Generalmente, al escribir preguntas dudamos sobre dónde ubicar el signo de interrogación, es decir, ¿dónde realmente empieza la pregunta? Antes de resolver esta duda, cabe aclarar que el español tiene dos signos de interrogación: el de apertura (¿) y el de cierre (?), no solo el de cierre como otros idiomas.
Ahora, revisaremos lo que dice la Ortografía de la RAE acerca de la colocación de los signos de interrogación cuando antes de la pregunta hay algún elemento que genere duda sobre el inicio de esta. El primer caso tiene que ver con los vocativos, esas palabras que usamos para referirnos a una persona. En este caso, el signo de puntuación se escribe después de la coma que sigue al vocativo, por ejemplo: ‘Ana, ¿vienes esta tarde?’ o ‘Mario, ¿hablas alemán?’.  Obviamente, el vocativo está aislado de la pregunta cuando va antes de esta, si va al final debe incluirse en ella: ‘¿Vienes esta tarde, Ana?’ o ‘¿Hablas alemán, Mario?’.

Otro caso dudoso es cuando introducimos expresiones de confirmación sobre lo que estamos afirmando, por ejemplo: ‘Nos pagan mañana, ¿cierto?’ o ‘Es la primera vez que vienes, ¿no?’. Como vemos, las expresiones de confirmación son las únicas que conforman la pregunta, pues lo anterior es una afirmación, por lo tanto, sería incorrecto incluir todo dentro de los signos de interrogación (¿Nos pagan mañana, cierto?).

Para terminar por hoy, un último caso: en las oraciones introducidas por expresiones como con respecto a, en cuanto a, en referencia a, en relación con, acerca de, etc., la pregunta empieza luego de lo introducido por estas. Por ejemplo: ‘Acerca de lo que acabas de mencionar, ¿se han considerado otras versiones? ‘  o  ‘En cuanto a las medidas, ¿son irreversibles?’.

Como vemos, es cuestión de lógica darnos cuenta de cuándo empieza la pregunta en realidad, seguiré con otros casos la semana que viene.

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