viernes, 28 de enero de 2011

Foto


Sin palabras...








El uso y la norma: correctores y medios

Sigo con este tema del uso y la norma. Estos días he estado escribiendo mi ponencia para el Congreso de Correctores, en la que trato sobre los procesos de corrección en tres diarios de Ecuador. Para escribir me contacté varias veces con los jefes de los departamentos de Corrección, y, desde mi propia experiencia como ex jefa de dos departamentos de corrección, puedo decir que los correctores de los medios son quienes se enfrentan más frecuentemente a este dilema del uso y la norma.

Todos los días llegan a los departamentos de Corrección de los medios muchísimas notas redactadas desde el prisma del uso. Es que en los medios es donde surgen, precisamente, muchas de las nuevas palabras y los nuevos usos. La labor de los departamentos de Corrección, como guardianes de la norma, es la de vigilar que el uso no se desborde, y que el idioma llegue fresco y sin maltratos a los lectores.

Lamentablemente a veces esto no sucede. Hay muchas razones que los lectores no ven, por supuesto. Los departamentos de Corrección, en su mayoría, están integrados por expertos en el idioma, pero expertos que no solo deben conocerlo sino saberlo tratar. Con esto me refiero a que deben tener el criterio suficiente para decidir acerca de usos y de pertinencias en el lenguaje que usan los medios. Los correctores, muchas veces, no reciben ayuda, pues quienes escriben confían tanto en su buen ojo que no hacen un trabajo previo de edición y 'escriben como hablan'.

Este 'escribir como se habla' es el gran problema que enfrenta al uso con la norma, al menos en el lenguaje escrito. Me parece perfecto que hablemos como hablamos, pero debemos ser muy cuidadosos en cómo escribimos, porque en ese punto la norma se vuelve menos flexible porque el lenguaje escrito es el único intermediario entre el medio y el lector. Espero hacerme entender.
Siguiendo con los correctores de los medios, es cierto que a veces se equivocan, pero esto no sucede por ignorancia, sucede por cansancio, a ratos por descuido, pero sobre todo me parece que sucede porque se delega en ellos responsabilidades que nos les corresponden, como la edición de notas.

Recuerdo que el profesor Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua, siempre nos repetía en la Escuela de Lexicografía Hispánica de la RAE que actualmente los medios son los que dictan la norma, incluso más que la Academia, precisamente porque es en ellos donde el idioma fluye vertiginosamente. Pero este vértigo no debe ser nunca inmune a la norma, al idioma en el que se está efectuando la comunicación. En este vértigo que es la producción de un diario, la norma debe ser precisamente quien rija el proceso de escritura, no es solo deber del corrector el conocerla y aplicarla, sino de todos los responsables de que el medio llegue a los lectores.